Un sueño hecho realidad: Chef sordo con implante coclear deleita a familias con sus paellas
Su padre lo motivó a introducirse en el mundo de las paellas.
(CRHoy.com) Los colores y el olor de la paella que deleita a las familias le da alegría a Esteban Montenegro, una persona sorda y usuario de implante coclear de 37 años, de ver a cada uno de sus clientes disfrutando de su comida, satisfechos; un sueño que se hizo realidad hace cinco años sin dejar que la sordera le impidiera hacerlo.
Montenegro siempre soñó en convertirse en chef desde pequeño; aquella criatura con anteojos y sonriente se veía a él mismo de grande, trabajando en cruceros o en grandes hoteles y también con un restaurante donde sus clientes podrían disfrutar de los sabores.
Ese sueño estaba a punto de cumplirse cuando matriculó Cocina Hotelera en el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA); sin embargo, durante las clases tenía problemas con la comunicación debido a su sordera.
Montenegro nació a los seis meses y tuvo que estar en una incubadora por un tiempo, pero no fue hasta unos meses después que sus padres se dieron cuenta de que su pequeño no respondía a los estímulos y decidieron llevarlo al doctor para encontrar la razón por la cual no lo hacía.
Los médicos le confirmaron a sus padres, Bolívar Montenegro y Ada Luz Muñoz, que el ahora chef y asistente administrativo de una clínica audiológica tenía una sordera profunda neurosensorial bilateral, lo que significaba que no podía escuchar a las personas cuando le hablaban.
Después de que sus padres se enteraran de ello, les recomendaron que llevaran a Montenegro a terapia y lo que hicieron enseguida; su terapista les aconsejó a sus progenitores a que le hicieran una valoración auditiva, a partir de ahí, el futuro paellero empezó a utilizar audífonos.
Según Montenegro, los audífonos le permitían escuchar ciertas cosas, aunque fuera poco, es decir, no llegaba a un nivel en que era capaz de escuchar absolutamente todo lo que estaba sucediendo a su alrededor.
A lo largo de su vida, su familia lo trató con mucho amor y era consciente de sus necesidades como persona sorda, le hablaban de frente para que pudiera entender todo lo que le estaban diciendo y lo incluían en sus actividades familiares; sin embargo, ese cariño y respeto no se veía mucho en el colegio.
Montenegro contó que a lo largo de su vida como estudiante dependió de otros para que le ayudaran con los apuntes de la clase y era querido por los profesores debido a que era un buen estudiante; no obstante, esa buena vibración que recibía de sus profesores, no venía de sus compañeros, quienes no le invitaban a las fiestas y a otras actividades.
"Fue muy frustrante", dijo el paellero.
No obstante, eso no cambió cuando llegó a la Universidad a estudiar el técnico de Administración de Empresas en FUNDATEC y posteriormente, Cocina Hotelera.
"Tuve que llevar una grabadora para ver si no me perdía una información importante porque los profesores paseaban por toda el aula, a veces no utilizaban la pizarra (…) entonces yo tenía que molestar un compañero para preguntarle en qué página estábamos, en qué párrafo estábamos, qué tarea habían dejado", contó Montenegro.
Ante la frustración de no llevar adelante sus estudios con facilidad por su falta de audición y comunicación, decidió buscar formas que le podían mejorar su calidad de vida, más que todo su capacidad auditiva.
Ahí empezó su camino a convertirse en un usuario de implante coclear, que consiste en un dispositivo electrónico que ayuda a las personas sordas a escuchar y que consta de dos partes: la interna y la externa.
Montenegro conocía de la existencia del implante coclear desde que era pequeño; sin embargo, no fue hasta el 2007 que empezó el proceso de tener uno; el joven tuvo que atravesar por una valoración auditiva para determinar si calificaba.
Después de un tiempo, le informaron que sí era candidato para la cirugía; finalmente, en noviembre de 2008, 23 años después de haber utilizado audífonos, se encontraba acostado en una cama recuperándose de la operación en la cual se le colocó un dispositivo dentro de su oído en el Hospital México, donde fue hospitalizado por dos días; sin embargo, no fue hasta un mes después que ya podía escuchar.
En diciembre de 2008 le activaron el procesador de sonido que se coloca en la oreja, el cual se conecta de manera electrónica con el dispositivo dentro del oído y a partir de ese momento, empezó con las terapias auditivo-verbales que le ayudaron a estimular la audición.
Tras un tiempo de terapias, Montenegro retomó sus estudios universitarios, decidió estudiar Administración de Empresas en la Universidad Internacional de las Américas (UIA), dejando atrás su sueño en convertirse en chef.
No obstante, hace ocho años Bolívar, su padre, le motivó a meterse en el mundo de las paellas cuando compró un kit de paella en una tienda.
"Él decía: ‘Voy a comprar todo este kit de paella para yo recibir a mis invitados para celebrar mi jubilación' y compró un montón de paelleras con gas estufa, pero curiosamente él ni siquiera sabe hacer más allá de un huevo frito (…) y lo compró. Yo quedé sorprendido. Bueno, ese regalito que se compró nunca lo estrenó y lo guardó ahí en la bodega, entonces yo una vez me di la tarea de travesear y comencé a hacer recetas a base de arroz y a investigar y a probar", comentó Montenegro.
El joven de 37 años empezó a darles paella a sus familiares y a sus amigos, quienes estaban encantados con el sabor hasta el punto que lo motivó a Montenegro a crear su negocio de paellas y otras comidas, entre ellas la torta española, el cual tiene cinco años operando.
Su talento en la cocina lo ha llevado a tener muchos clientes, especialmente en las festividades como fin de año, el Día del Amor y la Amistad, el Día de la Madre, el Día del Padre, entre otros.
Montenegro reconoció que, a pesar de que puede escuchar con ayuda del Implante Coclear aún es persona sorda y que ello no le impedía lograr las cosas que él quisiera, entre ellas llevar su amor hacia la cocina, plasmado en los sabores y el olor en la comida, a los hogares de muchas familias.
Este sábado 25 fue el Día Internacional del Implante Coclear.