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No es por generación espontánea

Por Agencia | 21 de Jul. 2024 | 4:51 am

En estos últimos días en que casi todo mundo se rasga las vestiduras por la agresión recibida por una joven de parte de su compañero de colegio, conviene preguntarse: ¿de dónde surge el agresor? Realmente no creo que los agresores, sean hombres o mujeres se den por generación espontánea. Su génesis ha de estar en algún lado, pero ¿dónde? Creo que la respuesta por ser tan lógica no se ve con claridad. El origen del agresor está en nuestra sociedad y surge de ella. Hay agresores "en potencia" porque ese tipo de conducta lo tienen como ejemplo en los agresores "en acto", quienes lamentablemente son en muchas ocasiones sus padres y madres.

Hay que ser sinceros, los "Geralds" en nuestra sociedad son legión. Solo que uno de ellos, por la magia de las redes sociales salió del anonimato y se expuso frente a todos como lo que es: alguien que hizo del maltrato una forma de vida. De igual manera, las "Valentinas" también son legión, solo que una de ellas fue expuesta  en toda su condición de vulnerabilidad.

Mientras tanto el Ministerio de Educación Pública descubrió el agua tibia: el Reglamento de Evaluación de los Aprendizajes y las sanciones que prevé "son un chiste" (según palabras del Presidente). Por otro lado, nos hemos dado un golpe de realidad al descubrir que la Ley Penal Juvenil está desactualizada. Pregunto: ¿si un menor de 18 años, que es mayor de 12 tiene la "madurez" de un adulto para delinquir, por qué no la tiene para ser juzgado como un adulto y exponerse a sanciones más severas?

¿Es suficiente el rebajo de 45 puntos de la nota de conducta y la suspensión del centro educativo por 30 días naturales? No lo creo. En este momento sugiero que el Estado y la sociedad costarricense deben plantearse la creación de dos centros educativos (uno para hombres y otro para mujeres) bajo la modalidad de internados. En estas instituciones, las y los jóvenes con problemas de conducta podrían aprender la disciplina que no han sido capaces de enseñarles en sus casas (evito con alevosía el uso del término "hogares"). Allí podrían dirigirse también aquellos jóvenes que hayan quebrantado la ley, así los jueves no los enviarían a los centros educativos "normales" a generar problemas.

Sé de primera mano que hay jóvenes que cumplen con el mandato de matricularse en un centro educativo de secundaria para cumplir con una orden judicial, pero que ni estudian ni dejan estudiar. Antes bien convierten al centro educativo, a los profesores y al resto del estudiantado en las víctimas de sus fechorías. Estos jóvenes se podrían constituir en verdaderos "maestros del crimen" para los estudiantes de los primeros niveles educativos. Estimado lector, medite en lo siguiente: el esfuerzo que usted hace para que su hijo o hija vaya a la escuela o al colegio se ve empañado porque un juez le ha puesto como compañero a un delincuente (bendito sea el principio de inocencia, que vale para todos menos para los docentes).

Espero que la indignación de doña Anna Katharina Müller, actual Ministra de Educación no sea "flor de un día" y lleve al Consejo Superior de Educación la propuesta de un Reglamento de Evaluación a la altura de los tiempos, muy diferente al que nos legaron los adalides de la laxitud y la ternura. De hecho, todavía nos debe que la ruta de la educación salga de su mente, pues han pasado más de los veinte días que dijo requerir para formularla ella sola. Lo que sí tenemos es la presentación Power Point que especifica el adónde y con qué, pero no clarifica el cómo operativo.

Mientras tanto, ¿qué debemos hacer el resto de los mortales? Ejerzamos la autoridad, la disciplina con amor, respeto y firmeza hacia nuestros hijos, para que formemos hombres y mujeres de bien amantes de su patria.

Docente y Psicólogo

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