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No es solo confundir letras: ¿Cómo reconocer si su hijo tiene dislexia?

Se estima que cerca de 600.000 estudiantes de primaria y secundaria en Costa Rica podrían presentar dificultades específicas del aprendizaje, siendo la dislexia una de las más comunes

Por Andrey Villegas | 20 de Sep. 2025 | 6:02 am
Niño con dislexia

Dislexia. Fines ilustrativos. Imagen tomada de redes sociales

Se estima que cerca de 600.000 estudiantes de primaria y secundaria presentan alguna dificultad específica del aprendizaje. Una de las más comunes es la dislexia, pero ¿de qué se trata?

"La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje de origen neurológico que afecta principalmente la lectura, la escritura, la comprensión y el lenguaje. No es solamente que los chicos confundan letras; es algo mucho más profundo, porque también incide en la forma en que se comprende un texto o incluso una conversación", explicó Blanca Sánchez, delegada de la organización no gubernamental (ONG) Dislexia y Familia (Disfam) en Costa Rica.

Sánchez conversó con CR Hoy y aclaró que uno de los mitos más comunes es creer que la dislexia se limita a confundir letras, cuando en realidad existen distintos tipos y grados:

  • Fonológica: relacionada con los sonidos de las letras.
  • Superficial o visual: dificultades para reconocer palabras completas.
  • Mixta o profunda: combinación de ambas.

Entre los principales signos de alerta están la dificultad para reconocer sonidos y letras, la lentitud en la lectura y la escritura, los problemas de comprensión lectora y el desgaste al realizar tareas de motricidad fina, como escribir a mano.

"Es importante entender que no se trata de falta de voluntad ni de flojera. Es un tema neurológico que frena el aprendizaje y que necesita apoyos adecuados", recalcó Sánchez.

A la dislexia se suman otras dificultades que suelen coexistir, como:

  • Disgrafía: afecta las habilidades de escritura, dificultando la claridad y legibilidad de las letras y palabras.
  • Disortografía: se manifiesta en la dificultad para escribir palabras correctamente y seguir las normas ortográficas, sin que exista un problema de caligrafía.
  • Discalculia: dificultad persistente para comprender los números y realizar operaciones matemáticas.

Impacto en la educación

Sánchez relató su experiencia personal como madre de una joven con dislexia.

"Yo empecé a notar las señales cuando mi hija estaba en primer grado. Tenía problemas para asociar los sonidos con las letras y no lograba escribir palabras. Como educadora y psicopedagoga, sabía que era dislexia. Sin embargo, en ese momento la recomendación era esperar hasta segundo grado", recordó.

Finalmente, acudió a una psicopedagoga para obtener un diagnóstico formal y darle el apoyo necesario.

"Las personas con dislexia sí aprenden, pero no al mismo ritmo que los demás. Lo grave es que el sistema educativo muchas veces impone un único método, sin considerar que cada estudiante aprende de forma distinta. Eso provoca frustración y fracaso escolar", advirtió.

El Ministerio de Educación Pública (MEP) asegura que contempla apoyos curriculares para estudiantes con dislexia, como otorgar más tiempo en las pruebas, permitir el uso de fotocopias o materiales impresos, aplicar tipografías amigables para mejorar la legibilidad, espaciar los textos, adaptar dictados, flexibilizar la calificación de ortografía y brindar estrategias alternativas para aprender las tablas de multiplicar.

Un llamado a la sensibilización

Para Sánchez, el reto más grande en Costa Rica es la ausencia de leyes que respalden a las personas con dislexia. No obstante, enfatiza que el cambio también debe empezar en las aulas, con una actitud más comprensiva por parte de docentes y familias.

"No es que los chicos no quieran estudiar, es que tienen una dificultad que los frena. Si les damos las herramientas necesarias, su aprendizaje puede ser excelente y muy gratificante", aseguró.

"Hace falta amor en las aulas. La sensibilización y el apoyo son fundamentales para que estos niños y jóvenes tengan una experiencia educativa positiva y puedan desarrollar su potencial", puntualizó.

Disfam fue fundada en España hace casi 25 años por Aracely Salas, madre de un joven con dislexia y educadora de profesión. Desde entonces, la organización se ha expandido a Europa y América, consolidando una red que busca defender los derechos de las personas con dislexia y promover leyes que garanticen la inclusión educativa.

Actualmente, tiene presencia en México, Colombia, Ecuador, Bolivia, Argentina, Panamá, Honduras, Guatemala, El Salvador y, más recientemente, en Costa Rica.

"En España han trabajado de manera ardua junto con la Federación Española de Dislexia para impulsar legislación en beneficio de las personas con esta condición. En Costa Rica todavía no contamos con leyes específicas, y por eso queremos visibilizar la situación", concluyó Sánchez.

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