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Opinión: Aktion T4

Por Jaime Robleto | 6 de Sep. 2019 | 4:32 am

La maldad puede disfrazarse de ideales comunes a una sociedad. El discurso del odio tiende a justificarse con las más nobles aspiraciones y preocupaciones en aras del mejoramiento y el resguardo del pueblo. Las fachadas se ven, pero las intenciones son ríos subterráneos que persiguen fines concretos, individuales o de grupos focalizados. La Historia es maestra de quienes la visitan, prueba de ello es la orden que Adolfo Hitler firmó en octubre de 1939, dirigida al Reichsführer (líder del Reich) Philip Bouhler y al Doctor Karl Brandt para designar nominalmente determinados médicos encargados de aplicar una "muerte piadosa" a "vidas indignas de la vida", (Lebensunwertes Leben), que se llevó a cabo oficialmente entre 1939 y 1941, pero que, en realidad, continúo hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.

El nombre del proyecto secreto de eutanasia Aktion T4 se debe a la dirección donde se encontraba esta organización en Berlín, la Tiergartenstrasse 4 (Calle del Jardín Zoológico, número 4). La primera directiva provino de Martin Bormann, el poderoso secretario de Hitler y la ejecutó el Secretario de Salud Pública, el doctor Leonardo Conti (de ascendencia suiza). Entre 1939 y 1941, con cálculos conservadores, dada la destrucción de archivos oficiales, 72,273 enfermos mentales alemanes y austríacos fueron exterminados. Existían seis instalaciones donde eran gaseados y luego se comunicaba a sus familiares una carta en donde se indicaba que murieron por una complicación durante una operación de apendicitis o algo similar. El director médico de Aktion T4 fue el doctor Werner Heyde, quien fue el artífice del protocolo de selección y actuación. El mismo se utilizó posteriormente para aplicar el gas en programas de exterminio durante el Holocausto a "personas con mentes inferiores" como judíos, gitanos, homosexuales, entre otros. El 13 de febrero de 1964, Werner Heyde se ahorcó en su celda.

En marzo de 1942, se designó a Frank Stangl para dirigir la llamada Operación Reinhard, nombre clave dado por los nazis para acabar con la mayor rapidez posible con la vida de dos millones doscientos ochenta y cuatro mil judíos polacos, lo que supondría la fase inicial del Holocausto,

Aktion T4, fue una preparación para la Shoah. Los protocolos médicos, la metodología, los criterios de selección, provinieron de esa eutanasia disfrazada de demagogia y populismo, cuando se trataba realmente de pureza racial. Se construyeron los primeros campos de exterminio en territorio polaco: Treblinka, Sobibor y Blezez, Todos ellos equipados con cámaras de gas.

Por eso es importante estudiar, hablar y divulgar los Derechos Humanos. Muchas vidas se han perdido por el odio y la estupidez. Causa asombro los discursos de aversión mal disimulados que salen de las entrañas de unos pocos servidores públicos. Generalmente quién persigue con saña un tema lo teme en sí mismo y acaba por caer.

Jaime Robleto

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