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Opinión: Los jueces robots

Por Jaime Robleto | 1 de Oct. 2019 | 4:32 am

Una de las imágenes frecuentes de quienes no somos millennials, fue el amarillo y rojo de la marca fotográfica Kodak (Eastman Kodak Company). Dependiendo del tamaño del rollo del negativo, uno tenía que pensar muy bien cuál fotografía quería conservar para la posteridad, dado que además se pagaba el revelado y la impresión de las imágenes que son parte de nuestra infancia y juventud. Kodak tuvo en un momento dado, casi ciento cincuenta mil trabajadores en el mundo y un noventa por ciento del mercado estadounidense de películas y rollos fotográficos. Con la avalancha digital, el comportamiento de los consumidores cambió rápidamente y desde entonces la tendencia ha sido guardar las imágenes en las computadoras, memorias o en la Nube. La impresión de fotografías persiste casi como una moda retro. Si bien la empresa Kodak prácticamente quebró en el año 2012, sigue activa con una reestructuración radical de su modelo de negocios y funciona en una escala pequeña en comparación con lo que fue en sus tiempos de gloria. Este es un ejemplo del paso del mundo analógico al digital, que cambió para siempre las reglas del juego a una velocidad trepidante y en una enorme gama de actividades, industrias, profesiones y oficios.

Orígenes de lo digital. Un algoritmo es básicamente un conjunto finito de pasos, instrucciones o acciones que se deben seguir para resolver un problema. Generalmente tomando algunas entradas y produciendo un conjunto diferente de salidas. Para efectos computacionales, esta definición no está completa, esencialmente existen dos tipos de algoritmos que son los cualitativos y cuantitativos, los cualitativos son todos aquellos pasos o instrucciones descritos por medio de palabras que sirven para llegar a la obtención de una respuesta o solución de un problema, y cuantitativos son todos aquellos pasos o instrucciones que involucran cálculos numéricos para llegar a un resultado satisfactorio.

Muhammad ibn Musa nació en la ciudad de Khwarizm, actual Khiva al sur del Mar Aral, en lo que hoy es la República de Uzbekistán anteriormente llamada Gran Bukaria, está situada en Asia Central y fue parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (aunque algunos historiadores sostienen que nació en Bagdad). Este genio ha pasado a la historia con el nombre de Al-Khwarizmi, matemático y astrónomo, vivió y trabajó en Bagdad durante la primera edad dorada de las ciencias arábigas, en tiempo de los califas al-Ma'mun y al-Mu'tasim. La fama científica de Al-Kwarizmi deriva de sus logros como matemático. Su trabajo sobre aritmética se tradujo al latín en el siglo XII y aunque el original se perdió para siempre, la traducción al latín "Algoritmi de numero Indorum" (Los números indios de al-Kwarizmi) existe aún. Fue su título el que dio lugar al término matemático "algoritmo".

A comienzos de la Edad Media casi todos los países europeos utilizaban el sistema numérico romano, el cual tiene varios signos para representar los números. El sistema de numeración que utilizamos hoy en día en Occidente se llama indo arábigo, y es considerado por muchos matemáticos uno de los avances más significativos de las matemáticas. Nuestros números actuales tuvieron su origen en la India y se expandieron por el mundo islámico, llegando al resto de Europa a través del puente cultural que significó Al-Andalus, es decir Andalucía en España, pero esa es otra historia. De hecho, los matemáticos árabes llaman "números hindúes" a nuestro sistema actual. Por otra parte, la idea del cero fue abordada por los sumerios, los chinos y los mayas, quienes también se enfrentaron a ese hueco numérico que se conoce como cero, pero fueron los hindúes quienes transformaron esta notación en un método de numeración avanzada que podía representar cualquier cantidad.

Poco a poco, se percataron de que su nuevo sistema permitía escribir los números de forma fácil pero imposibilitaba hacer algunos cálculos, ya que el vacío que dejaba el primitivo cero no era un número con el cual se pudiera operar. En el año 628 después de Cristo, un matemático hindú llamado Brahmagupta definió lo que es el cero. Lo hizo en su libro titulado Brahmasphutasiddhanta (traducido como Doctrina de Brahma Correctamente Establecida). En él atribuyó un signo al vacío que dibujaban sus contemporáneos. Brahmagupta definió al cero como el resultado de restarle a un número él mismo. En los años setenta del Siglo XX se vivió la explosión de la llamada Matemática Moderna, pretendiendo llevar a las enseñanzas básica y secundaria el método axiomático, el lenguaje lógico–simbólico y las estructuras algebraicas que habían servido durante el siglo precedente para unificar las matemáticas.

En 1950 el matemático, filósofo y criptógrafo británico Alan Turing publicó Computing Machinery and Intelligence en la que presentó su famosa prueba de Turing. Esta prueba consiste que si una máquina se comporta en todos los aspectos como inteligente, entonces se debería considerar como tal; inteligente. La construcción del primer simulador de redes neuronales se dio en 1951. Como dato curioso ha de tenerse en cuenta que hace más o menos dos mil años, Herón de Alejandría, ingeniero, matemático, inventor de cajas de engranajes y de aparatos de vapor, escribió su obra Autómata, el primer relato sobre robots en la historia

El mexicano Osvaldo Cairó define la inteligencia artificial (IA) como un área multidisciplinaria de la computación que se entiende como la comprensión científica de los mecanismos que fundamentan el pensamiento y el comportamiento inteligente, y su incorporación en las máquinas. Se dedica al diseño y desarrollo de artefactos, máquinas y software, los cuales deben actuar en forma racional, en forma inteligente (AAAI). De ahí que esta haya propiciado desarrollos en multiplicidad de ciencias; entre ellas la matemática, la lógica, la filosofía, la psicología, la informática, la electrónica, la nanotecnología, la robótica e inclusive ha llegado a ser un tema de inspiración para el arte, especialmente en la literatura y el cine a través de la ciencia ficción. El término inteligencia artificial fue acuñado por primera vez en 1956 en la conferencia de Dartmouth en los Estados Unidos, donde un grupo de científicos expertos en ciencias de la computación como Marvin Minsky y John McCarthy se reunieron con el objetivo de llegar a entender e intentar averiguar cómo fabricar máquinas inteligentes, que pudieran comprender un lenguaje para resolver problemas, aprendiendo y mejorando por sí mismas.

Sin embargo el concepto de inteligencia no es unitario, siendo ambiguo y confuso, prestándose para muchos significados e interpretaciones. Al no contar con un concepto único y determinado, la Inteligencia Artificial optó por tomar una postura práctica, definiendo como sistema inteligente a aquel, que en las mismas situaciones, se comporta como lo haría un hombre inteligente. Esto se determina a través del Test de Turing: que consiste en interrogar a una máquina por medio de un sistema que no implique contacto físico. La cuestión radica en que el ser humano que hace las preguntas no debe poder discernir si el que responde es una máquina o una persona (Grupo de inteligencia Artificial Y Robótica, 2014). Las bases de la Inteligencia Artificial descansan en el reconocimiento de que el pensamiento puede ocurrir fuera del cerebro humano, es decir en máquinas, también el presupuesto de que el pensamiento puede ser comprendido de manera formal y científica, y de que la mejor manera de entenderlo es a través de computadoras digitales. En 1963 se instaló el primer robot industrial en la General Motors, diseñada por Joseph Engelberger. En 1983 se presentó el primer robot autónomo controlado por computadora. En mayo de 1997 se presentó un evento sumamente trascendente para la Inteligencia Artificial ya que por primera vez en la historia una máquina derrotaba a un campeón mundial de ajedrez, la máquina de IBM Deep Blue que podía calcular 200 millones de jugadas por segundo se impuso sobre el ruso Garri Kaspárov. En 2007 Ernst Dickmanns, construyó el primer vehículo autónomo confiable, basado en un Mercedes Benz de clase S. El vehículo fue capaz de viajar 1,758 Km desde Múnich en Bavaria, Alemania, hasta Odense en Dinamarca, ida y vuelta, en rutas públicas, a más de 180 K/m en algunos tramos. En el mes de Junio de 2014 se dio un logro muy importante para la Inteligencia Artificial, por primera vez en la historia un software logró superar el test de Turing engañando a un interrogador humano, y haciéndole creer que una persona era la que respondía sus preguntas. Esto se dio en un concurso realizado en Londres por la Universidad de Reading. El programa Eugene desarrollado en San Petersburgo en Rusia, se hizo pasar por un adolescente de 13 años. El concurso se llevó a cabo en la Royal Society de Londres, y establecía que una máquina superaría el Test, al confundir al operador humano por más del 30 % del tiempo en una serie de conversaciones de cinco minutos.

La tecnología es imparable. Estudios de la Universidad de Oxford demuestran que un 47% de los empleos en los Estados Unidos de Norteamérica podrían estar en riesgo debido al crecimiento de la tecnología, la cual puede tornar profesiones o sectores de la economía en obsoletos. No comparto esta visión pesimista, sino que apunto a una actualización constante de los programas universitarios, de tal manera que los abogados y jueces de hoy manejen con soltura temas como el Blockchain, las criptomonedas, los Smart contracts, la Tecnología Financiera, la Big Data, la resolución de conflictos en línea, los usos prácticos y legales de la inteligencia artificial, Insurtech, Medtech, el internet de las cosas y muchas aristas más. Además, temas como el derecho de los robots, derechos digitales y jurisdicción en el ciberespacio, patrimonio digital, comercio electrónico, delitos cibernéticos, policía predictiva, difamación digital y muchas ramificaciones adicionales. 

El especialista colombiano Nicolás Pajaro Moreno estima que las Tecnologías de la información y las Comunicaciones (TIC) han beneficiado a toda la humanidad al facilitar la comunicación instantánea de todo el planeta, ofreciendo así grandes aportes al desarrollo de la civilización. Sin embargo, y específicamente en la Rama Judicial es notorio un atraso en cuanto su implementación, evidenciándose ello en que actualmente todavía se utilizan estructuras propias del siglo XIX y de principios del siglo XX. Pese a ello, la realidad se impone con su novedad y ya en España, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en noviembre del año 2017 decidió que introduciría un sistema basado en la inteligencia Artificial para ayudar a los abogados, jueces y procuradores en su trabajo. El modelo a seguir no es vinculante, sino consultivo.
Otros países de la Unión Europea como Estonia o Reino Unido han ido un paso más en la utilización de la tecnología. El país báltico está desarrollando un robot capaz de ejercer el papel de los magistrados en casos menores que no sobrepasen los 7,000 euros. Se centrará en disputas contractuales, donde las dos partes tendrán que subir la documentación a Internet y emitirá después un veredicto. Las partes podrán recurrir a un tribunal humano si no están contentos con la decisión.
En el Reino Unido y EEUU ya llevan tiempo usando otra máquina (que en realidad es un chatbot) para solucionar los contenciosos que se generan a partir de las multas de tránsito. La creación de Joshua Browder, un estudiante de la Universidad de Stanford, había revocado ya en junio del 2016 una mora de 160.000 multas mal puestas por los agentes de tráfico británicos y norteamericanos.

En Australia, concretamente en el Estado de Queensland se implementó una decisión estratégica hace poco más de una década, empleando las ventajas de las TIC en la administración de justicia al utilizar la tercerización (outsourcing) para que compañías especializadas aseguraran el diseño, operación y mantenimiento de una plataforma lo suficientemente fuerte para atender la demanda de justicia de los ciudadanos, garantizando la seguridad y confiabilidad de toda la información recibida o generada en el curso de un proceso judicial, manteniendo así en permanentemente actualización la plataforma en medio del rápido cambio tecnológico. Este Estado cuenta con 160 jueces para atender un volumen judicial de alrededor de 600.000 nuevos casos cada año.

En un futuro no tan lejano tendremos jueces y juezas simbiontes, humanos con partes robóticas, o en algunos casos, androides plenos de inteligencia artificial, capaces de tomar decisiones jurisdiccionales, ello no desplazará el factor humano, sino que vendrá a complementarlo y espero que a mejorar el sistema de administración de justicia.

Jaime Robleto
Abogado

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