La cuarta revolución industrial, es una revolución íntima del ser humano en su entorno, a diferencia de las tres anteriores que fueron revoluciones sobre las cosas que nos rodean y nuestra relación con ellas. Integra lo físico, lo digital y lo biológico. Al incluir este último aspecto, la convierte en una revolución esencialmente de la salud y Costa Rica, ya tiene mucho de lo necesario para sacarle el máximo provecho.
La primera revolución industrial mecanizó la producción, gracias a la aplicación del vapor, la segunda; mediante la electricidad que impulso la producción en serie y la tercera; la automatizó, gracias a las tecnologías de información.
Esta nueva revolución, se basa en tres pilares fundamentales; auge de muchos softwares especializados o tecnosfera, la interacción entre ellos, el ser humano y las cosas y; la culminación continua y autónoma del proceso.
La industrial o economía 4.0 inició hace muchos años. Los japoneses han definido su origen en el año 2003 con lo que ellos denominaron la Industria Inteligente. En EEUU, se dice que comenzó con Silicon Valley, la publicación del Genoma Humano en el 2003 o el descubrimiento de la epigenética y en Europa, bautizaron el proceso hace un par de décadas.
Como suelen ser este tipo de movimientos, o nos montamos en la ola, o nos revolcará. Así de claro, lo manifestó una y otra vez nuestro Presidente, Don Carlos Alvarado Quesada, durante la gira magistralmente organizada por CINDE, que efectuamos en la costa oeste de los EEUU.
La impresora 3D es una realidad hace más de 30 años, los metamateriales han sido identificados desde hace más tiempo inclusive. Las necesidades de aplicación nos rodean y esta revolución, ya ha satisfecho algunas, pero estamos lejos de experimentar su verdadero potencial. En el Centro para la Cuarta Revolución Industrial del Foro Económico Mundial ubicado en San Francisco, California, lo saben y quieren multiplicar su impacto.
Todos los sectores de la sociedad deben participar y comprometerse con la transformación. Al ser inevitable, aletargarla, resistirse a ella o peor aún, oponerse, pasará una costosa factura: quedar fuera y no aprovechar sus descomunales beneficios. Costa Rica, se ha matriculado, pero debe renovar su compromiso e intensificarlo. La ola que describe el Presidente Alvarado, es única en su clase y no espera a nadie.
El proceso de cambio y adaptación puede ser más o menos doloroso. La resistencia más peligrosa, proviene de todos aquellos actores, que se encuentren cómodamente establecidos en un mundo y modelo de negocio tradicional.
Con la participación y compromiso, los sectores tendrán que reinventarse completamente. Es falso, que el trabajo va a desaparecer, se transformará. No es cierto, que los negocios se reducirán, se diversificarán. La educación y la relación laboral, evolucionará. La capacitación, dejará de ser un proceso compartimental, secuencial y rígido. Los títulos universitarios serán secundarios y primarán los certificados de habilidades concretas.
La salud, basará su quehacer en su promoción y en la prevención de la enfermedad finalmente y el sistema financiero y de seguros, se adaptará para lidiar con inversiones y situaciones cada vez más riesgosas y rentables al mismo tiempo. Atraer al capital de riesgo, es clave.
La RI-4.0, como le llaman algunos, se basa estratégicamente en la capacidad que tiene una comunidad de recoger y analizar grandes cantidades de datos, la habilidad de reducir desplazamientos innecesarios con técnicas de teletrabajo, telemedicina, movilidad o educación a distancia, entre otras. Debe ser congruente con el medio ambiente en el proceso y debe asegurarse que reduce su impacto social al máximo, tratando de no dejar a nadie atrás o de compensarlo si es necesario.
La regulación estatal tampoco va a desaparecer, se va a flexibilizar y no va a poner más el énfasis en burocracia inútil, atenderá a la supervisión efectiva. Los emprendedores y las MiPymes tendrán todas las facilidades, incluido el acceso al capital de riesgo. Este cambio, fomenta ambientes de negocios que comprenden, que el negocio es propiciar nuevos negocios y solo así, el unicornio aparecerá.
Es imposible que se consolide una verdadera RI-4.0, si no se racionalizan las desigualdades, neutralizando el impacto medioambiental y con el compromiso y promoción directa del Estado.
Se necesitan Políticas de Estado, verdaderamente innovadoras y creativas. Costa Rica, ha demostrado que es capaz de materializar con éxito ese tipo de iniciativas. El impulso a la educación básica universal, el dominio de la clase media, la abolición del ejército, el pacto tripartito creador de las garantías sociales, la explotación del ecoturismo, la alta producción energética de fuentes renovables, son verdaderos ejemplos de Políticas de Estado Innovadoras y algunas, sumamente costarricenses.
Las Políticas Estatales Sociales, de Salud y Seguridad, fueron muy innovadoras en su momento histórico también. El calzado obligatorio para los menores, el programa de fortificación con micronutrientes, el CEN-CINAI, agua potable de acceso universal, la nacionalización de los seguros y bomberos, el desarrollo de caminos, los cementerios, el código sísmico, el código eléctrico, la policía de tránsito, el acceso universal a los servicios de salud, la cédula y nuestro sistema único de identificación, el INEC, INTECO y LANAME, las carreras de microbiología química clínica, promoción de la salud o ingeniería en biotecnología, el programa de tamizaje neonatal, el control prenatal, el programa de trasplantes y banco de sangre, el Instituto Clodomiro Picado, el laboratorio de paternidad y el de genética, la creación de los EBAIS, el programa del Estado de la Nación, la ley antitabaco, el desarrollo de la vacuna contra el VPH, el Consejo de Promoción de la Competitividad, el registro del Cáncer, PROCOMER y CINDE, las zonas francas o la producción de dispositivos médicos, todo esto en medio, de un largo etc.
Otras iniciativas más recientes están sumando a este proceso; el EDUS, las olimpiadas de robótica, la receta digital, BioTICA y el Clúster CRBioMed, el banco de cordón umbilical y banco de huesos, LANOTEC y el CeNAT, certificados de nacimiento y defunción digitales, el centro FIV, cuentas nacionales de salud, el Consejo de Interoperabilidad de Datos Clínicos, RACSEL-BID, el Consejo de Bioinformática como base del Proyecto Genómico, las Unidades de Investigación en Hospitales, el CONIS y los CECs, y sería ideal el Consejo de Bioética de la UNESCO y la incorporación definitiva a la OCDE, entre otros.
En conclusión, una invaluable ocasión de “conectar los puntos”, nuestra mejor tabla de surf. Los gobiernos que generen las condiciones políticas de desarrollo necesarias para potenciar y consolidar una economía 4.0, serán los que se mantengan o den el salto al desarrollo. Costa Rica, tiene que montarse en esa ola.
Fernando Llorca Castro
Embajador de CR ante los EEUU