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Pancho Villa conversaba por llamadas y WhatsApp con cómplices para gestar soborno a jueza

Por José Adelio Murillo | 9 de Nov. 2025 | 7:11 am

Pese a estar en prisión preventiva mientras afrontaba un juicio por narcotráfico y legitimación de capitales, Darwin de la Trinidad González Hernández, alias Pancho Villa, mantenía comunicación mediante llamadas telefónicas y mensajes de WhatsApp con supuestos cómplices para gestar un intento de soborno a una jueza.

El cabecilla de una banda asentada en la Zona Sur del país se encontraba recluido en el módulo de máxima seguridad de La Reforma a inicios de 2024, mientras aguardaba el inicio del debate oral y público.

De acuerdo con la Fiscalía Contra el Narcotráfico y Delitos Conexos, desde entonces giró instrucciones vía telefónica.

Las comunicaciones se realizaban con un intermediario identificado como Raúl Paniagua Paniagua, quien a su vez debía contactar a la abogada Gracel María Arguedas González para que, supuestamente, aprovechara su amistad de larga data con la jueza Hazel Murillo Beita y le hiciera ofrecimientos indebidos.

Desde la cárcel de La Reforma, Pancho Villa orquestó el plan y enviaba directrices por medio de audios de WhatsApp al intermediario sobre cómo ejecutar los acercamientos. Así consta en la acusación leída por el Ministerio Público a inicios de la semana anterior.

"Conforme al plan previamente establecido, el 22 de enero de 2024, el acusado Darwin de la Trinidad González Hernández, con la finalidad de procurar su impunidad (…), por medio de la plataforma de mensajería WhatsApp, se comunicó con el acusado Raúl Paniagua Paniagua quien utilizaba el servicio telefónico [número protegido], y por medio de mensajes de audio, giró instrucciones a Paniagua Paniagua sobre los sitios, a la fecha sin identificar a los cuales debía trasladar a la acusada Arguedas González para reunirse con personas y abogados a la fecha sin identificar y así coordinar los aspectos en el abordaje a Murillo Beita para exhortarla a declarar como testigo.

Además giró instrucciones a Paniagua Paniagua, para que este, a su vez, se les trasmitiera a la acusada Gracel María Arguedas González, instrucciones sobre lo que Arguedas González debía realizar y manifestar a Hazel Murillo Beita, dando la indicación que esta última, a cambio de una compensación económica, declarase a su favor en la causa 19-000004-0622-PE y que debía declarar que mantuvo una relación con Miguel Campos Jiménez por lo cual debió inhibirse. No obstante, no lo realizó por encontrarse molesta, procurando así la impunidad de los acusados bajo la sumaria 19-000004-0622-PE", indica el documento.

Según la pieza acusatoria, el intercambio de mensajes por WhatsApp era tal que, en apariencia, los audios de Pancho Villa eran reenviados por Paniagua a otras personas.

"Siendo que, el acusado Raúl Paniagua Paniagua cumpliendo con la directriz dada por González Hernández y cumpliendo con su función en la ejecución de los hechos, siempre utilizando el número de teléfono [protegido], ese mismo día, entre las 23:00 y 23:30 horas, le reenvió los mensajes de audio enviados por el acusado Darwin de la Trinidad González Hernández a través de la plataforma WhatsApp, a la acusada Gracel Maria Arguedas González quien utilizaba el número [protegido]", señala la pieza.

Posteriormente, el 22 de enero de 2024, siguiendo las órdenes e indicaciones de González y Paniagua, la abogada por medio de la plataforma Messenger, contactó a la funcionaria pública Hazel Murillo Beita para solicitarle su número celular y poder coordinar una reunión entre ambas.

Continuando con el plan liderado por Pancho Villa, el 15 de febrero de 2024, Arguedas utilizó el servicio telefónico para contactar a la jueza penal, a quien le propuso encontrarse el 17 de febrero de 2024.

Cabe recordar que el 6 de agosto de 2024 se ejecutó un allanamiento en la celda del líder narco, donde se encontraron al menos dos teléfonos celulares dentro del recinto carcelario.

Ese mismo día también se realizó un operativo en una vivienda en Bella Luz de Corredores, Puntarenas, donde fue detenido Paniagua, quien posteriormente quedó bajo arresto domiciliario.

Los dos celulares decomisados a Pancho Villa en máxima seguridad aportaron pruebas clave para caso del intento de soborno a la funcionaria judicial. González afrontó un juicio por narcotráfico junto a 13 personas más, acusado de liderar una banda dedicada a la importación y distribución de drogas.

A la abogada Arguedas González, al cabecilla y al otro sujeto se les acusa del delito de procuración de impunidad. Aparentemente, la abogada buscó a inicios de año a la jueza aprovechando que compartió aulas universitarias con ella en 2005.

Se presume que, durante el reencuentro, la imputada aprovechó para solicitarle realizar acciones en beneficio de la estructura criminal, a cambio de un pago, tras eventuales contactos con el grupo de sospechosos.

Las autoridades sostienen que la abogada pretendía que la jueza Murillo Beita declarara a favor de los acusados en el juicio de Pancho Villa, alegando una supuesta actividad procesal defectuosa en el caso. El encuentro entre ambas se concretó en febrero de 2024.

Al parecer, Arguedas le indicó a la jueza que había sido contactada por el grupo criminal para solicitarle dichas acciones y beneficiarlos a cambio de dinero. En el pasado, la juzgadora estuvo a cargo de ordenar y resolver diligencias dentro del expediente penal.

La jueza Murillo Beita, supuestamente, fue pareja de uno de los exagentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) investigados en el proceso. De hecho, debe presentarse a testificar en el juicio contra el presunto grupo narco Pancho Villa.

Durante fases judiciales previas al debate, Murillo debió ordenar y resolver varias diligencias contra la red de narcotráfico. Según los abogados defensores, la jueza mantuvo un vínculo sentimental con uno de los acusados de narcotráfico.

En específico, señalan que existió una relación con el hombre de apellidos Campos Jiménez, un exinvestigador del OIJ. Él está acusado de aprovechar su condición de agente judicial para asesorar al grupo narco y, además, escoltar droga.

Para la defensa, la jueza Murillo debió apartarse del caso y no resolver gestiones en la fase previa al debate, debido a un posible conflicto de intereses por conocer al investigado. Los abogados del caso buscaban refutar que esta jueza haya intervenido de forma indebida.

En setiembre del año pasado, cuando Pancho Villa y sus secuaces estaban en el banquillo de los acusados, Murillo Beita acudió como testigo y relató detalladamente al Tribunal Penal Especializado en Delincuencia Organizada (JEDO) el supuesto intento de soborno, ocurrido en el parqueo de un conocido hotel capitalino frente a su hijo.

CR Hoy estuvo presente durante el testimonio rendido el 13 de setiembre de 2024, que puede ver a continuación:

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