Logo

Partículas, materia oscura, el derecho y otros misterios

Por Jaime Robleto | 18 de Jun. 2019 | 4:45 am

Les prometo estimados lectores, que, si resisten la lectura de este artículo hasta el final, habrá una grata satisfacción en un análisis comparativo osado, pero al menos poco común, entre ciencias duras y ciencias sociales, sazonadas con una pizca de ironía. Igual, si la pieza no es de su agrado, pueden criticarme duramente por mi atrevimiento.

Leucipo de Mileto y su discípulo, Demócrito de Abdera (Siglo V antes de Cristo), fueron los fundadores de la teoría atomista que suponía que la materia era un espacio vacío con partículas indivisibles, las cuales difieren en forma una de otra. Sin ahondar en este tema, en 1904, Sir Joseph John Thomson propuso el modelo atómico conocido como "el budín de ciruelas pasas" en el cual los electrones están dentro de una "masa" positivamente cargada y los electrones eran las pasas del budín mediante su célebre experimento de tubo de rayos catódicos.

Ernest Rutherford descubrió que el átomo estaba compuesto por un núcleo de carga positiva y que los electrones giraban a su alrededor. Niels Bohr, concluyó que los electrones rotan alrededor del núcleo en órbitas específicas o estables. Hasta este momento, sea 1913, el núcleo concebido por Rutherford no tenía estructura, pero tenía carga positiva. En 1932, James Chadwick, descubre una partícula eléctricamente neutra dentro del núcleo a la cual le llamó neutrón. Con ello se conocían tres partículas elementales: protón, neutrón y electrón, y se podría formar cualquier objeto que nos rodea. Este artículo evidencia el crecimiento exponencial que hemos experimentado como especie humana en menos de un siglo a un alto costo planetario que se refleja en las relaciones con el ecosistema, la economía y el estrés por la obtención de bienes, servicios y reconocimiento.

Haciendo un esfuerzo de síntesis y sacrificando contenidos, saltemos al año 1965, cuando los físicos Murray Gell-Mann y George Zweig propusieron un sistema de clasificación de un verdadero zoológico de partículas subatómicas. Estas partículas propuestas, serían las nuevas partículas elementales, y se les llamó quarks, palabra que probablemente hemos escuchado en algún contexto. Los tipos de quarks tampoco tienen nombres tan comunes: up, down, top, bottom, charm, strange. En este gran estudio de partículas se encontraron otras catalogadas como leptones: electrón, muón, tau, neutrino electrónico, neutrino muónico, neutrino tauónico.

Entonces, en vez de que fueran los protones y neutrones las partículas elementales, existían partículas más elementales: los quarks y los leptones. Este estudio llevó a plantear un nuevo modelo de la estructura de la materia que se conoce como Modelo estándar de las partículas elementales, en éste se encuentra todo lo que se conoce hasta el momento sobre las partículas y fuerzas fundamentales. De acuerdo con esta teoría, los quarks son los bloques fundamentales de la materia y las fuerzas se explican por medio del intercambio de partículas entre dos cuerpos. Las partículas que se forman con quarks se llaman hadrones que se dividen en dos grupos: bariones (contienen tres quarks) y mesones (contienen un quark y un antiquark). El neutrón y protón son ejemplos de bariones y los piones son los mesones más ligeros. El punto, pacientes lectores, es que la física de partículas no es perceptible al ojo desnudo, se demuestra por experimentación científica. Suena complicado, pero existe.

¿Y el Derecho? Se reconozca o no como ciencia social en sí mismo, viene bastante rezagado, con olor a naftalina de ropero antiguo, sin la capacidad de adaptarse al vértigo de los cambios tecnológicos, científicos y sociales. Impregnado de ideologías que restan pureza a su disciplina, sus operadores se enfrascan en diminutas luchas de poder por un trozo de ego, y olvidamos lo más sencillo: este planeta nos olvidará y la vida seguirá adelante en lo que Carl Sagan llamó un pálido punto azul en un inmenso océano cósmico.

Comentarios
1 comentario