Pensó que su vida se acababa pero fue el renacer de sus sueños
A sus 21 años fue diagnosticado con cáncer pero nunca se rindió
"Una vez mi tía me dijo que yo iba a salir en televisión jugando fútbol con la camiseta de la Selección Nacional.
Eso se convirtió en mi sueño. Y desde que tengo memoria, me recuerdo a mí – Jonathan Solano- con un balón.
Pero, a mis 21 años todo se derrumbó. Un médico me diagnosticó con cáncer y además lo recomendable era la amputación de una pierna.
Yo siempre pensé que mi enfermedad era un simple golpe. Recuerdo que el primero de enero yo iba en un bus de Lumaca y no pude apoyar el pie.
Un día antes tuve la típica mejenga de fin de año y pensé que era eso: una lesión deportiva. Sin embargo, pasaron más de 5 meses con terapia y el pie no mejoraba.
Aquel golpe creció y 10 meses después, los médicos me dieron la noticia que cambió mi vida. Tenía cáncer en el hueso y era necesario que me amputaran la pierna.
Desde que soy niño juego fútbol. Empecé a jugar en un equipo que se llamaba El Laboratorio, pasé a Cartaginés y jugando con un equipo de amigos me contactaron unos visores de Saprissa. También pasé una prueba con Barrio México en la segunda división.
Yo jugaba de lateral o de mediocampista. Incluso un equipo en Panamá me ofreció los estudios, una casa y una carrera deportiva, pero un par de meses antes llegó el golpe que cambió todo.
Uno no aprecia muchas cosas que tiene. La vida en sí se trata de ver hasta lo más pequeño. Las cosas pequeñas son las que más valen: el estudio, mis papás, mis amigos.
De verdad que todo cambia. Estar sentado frente a una doctora y que te diga que tenés un cáncer y ver que es uno de los más peligrosos… Uno piensa por qué no aprovechó todo el tiempo que Dios le regaló estando sano.
Llegué a pensar que todo se derrumbaba. Desaparecían mis estudios, el fútbol, mis amigos. ¿Quién se va a fijar en uno estando así? Son cosas que uno guarda en el silencio y siempre están ahí. Todo fue muy fuerte.
Quizá hubiera entrado en depresión de no ser por mi familia. Mis sobrinas se convirtieron en el motor de mi vida. Mi familia se convirtió en lo más importante.
Tuve que aprender a adaptarme a hacer todo con una sola pierna. Y me decidí a ponerle el punto final a todos esos sueños que de niño tenía. El luchar por mis sueños y por mi familia es lo que me impulsa a despertar cada día y dar lo mejor de mí.
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Nuevos retos
Hace un tiempo escuché de una Selección de Fútbol de Amputados. Hace un año fui a verlos por primera vez.
La velocidad que tienen, el dominio con un balón y la exigencia me inspiró. "Si ellos lo hacen, por qué yo no puedo hacerlo", pensé.
Una semana después empecé a entrenar y conocer los bastones canadienses. Fue difícil al principio, pero uno quiere ser mejor.
Uno de los golpes más fuertes fue la muerte de mi abuelo. Él fue muy importante en mi vida y eso hoy es una motivación para demostrarle que sí puedo salir adelante. Hoy tengo un tatuaje en honor a él.
Otro punto clave que marcó mi vida fue formar parte del Proyecto Daniel. Ahí conocí un montón de jóvenes que pasaban por situaciones iguales y hasta peores. Me sentí como en familia. Jóvenes que luchan sin rendirse y con un corazón gigante.
Así fue como a mediados de año vi cumplir un sueño. Venía en el bus de San José hacia Cartago y ahí venía sudando y lleno de nervios.
El profesor iba a dar la lista de los seleccionados para ir al mundial que se jugó en México. Significaba mucho para mí y en especial para mis papás.
Recuerdo que vi mi nombre en la lista y lloré. Tenía un "taco" en la garganta. Me hice el fuerte y me fui para mi casa. Ahí abracé a mi mamá y aquello fue inolvidable".
Como se lo había dicho su tía, Jonathan Solano ha sido entrevistado en televisión durante partidos de la representación de la Selección Nacional de Fútbol de Amputados. Él formó parte de la delegación que estuvo en el Mundial de México 2018.