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Porque me da la gana

Por Armando González Rodicio | 8 de May. 2025 | 3:20 pm

En medio de la profunda crisis de la educación nacional, las declaraciones de la exministra Anna Katharina Müller, pronunciadas en tono de plaza pública frente a los seguidores del presidente Rodrigo Chaves, el 5 de mayo, suscitan desconcierto y enojo después de la inicial carcajada.

La funcionaria que un día dijo tener la “Ruta de la Educación” en su mente –porque se trata de “un proceso vivo”, no de un documento “o un plan operativo”– y luego pidió a la Contraloría tiempo para presentarla este mes, ahora insiste en la existencia del programa. No sabemos desde cuándo , pero sí que se abstuvo de publicarlo por mera arbitrariedad.

“Don Rodrigo Arias no sabe, pero la ruta sí existe, solo no me dio la gana de publicarla para que ellos la despedacen”, afirmó con abuso de la nueva y basta retórica entronizada en la política nacional.

Rodrigo Arias no lo sabe, pero tampoco los educadores, ni los alumnos, ni los académicos dedicados a estudiar la educación. No lo saben los administradores del sistema y tampoco la ciudanía en general. A la ministra no le dio la gana cumplir el deber de rendir cuentas o de señalar el camino en materia tan crucial.

Hay razones para sospechar que también su sucesor, Leonardo Sánchez, quedó a oscuras. Si conoce la misteriosa ruta, no le ha dado la gana publicarla, pero es difícil creer que un despacho tenga el infortunio de caer dos veces consecutivas en manos de jerarcas tan desganados.

La exministra no solo menosprecia el deber de rendir cuentas, reservando su cumplimiento para cuando le dé la gana. También niega la esencia de la vida democrática cuando equipara el debate de la política pública con la estrecha finalidad de “despedazarla”.

Si la ruta existe y la gestión de la funcionaria es indicador de su calidad, es fácil entender su temor a someterla a examen. En ese caso, la ruta sería inútil por sus defectos tanto como por el absurdo sigilo que niega al parlamento, la academia y la ciudadanía la oportunidad de discutir la única difusa idea de la actual administración para salir del apagón educativo. Rodrigo Arias lo sabe, y también la comunidad educativa: el deterioro continúa a pasos agigantados.

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