¿Qué hay detrás de la compra de Electronic Arts por Arabia Saudita?
La industria de los videojuegos vivió un sacudón esta semana. Arabia Saudita, mediante su fondo soberano, compró Electronic Arts (EA), la compañía detrás de sagas como Los Sims, Battlefield y EA Sports FC (antes FIFA).
El movimiento forma parte del ambicioso plan de Arabia para diversificar su economía, mejorar su imagen en Occidente y usar el entretenimiento como herramienta de poder blando.
Un acuerdo millonario
El anuncio llegó el 29 de setiembre. Los accionistas de Electronic Arts recibirán $210 por acción. En total, la compra coloca a la compañía en torno a los $55.000 millones.
El Public Investment Fund (PIF), fondo soberano saudí, encabezó la compra junto con Silver Lake y Affinity Partners, la firma de Jared Kushner. El PIF ya controlaba cerca del 9,9% de EA y esa participación pasó a formar parte del consorcio que se quedará con el 100% de la empresa.
Las cifras exactas de cada socio no se han hecho públicas, pero el músculo financiero del PIF lo convierte en el actor central de la operación y en el gran ganador de un movimiento que marca un hito en la historia de los videojuegos.
El músculo del PIF de Arabia Saudita
El PIF es la joya de la corona de la "Visión 2030", el plan con el que el príncipe heredero Mohammed bin Salman busca reducir la dependencia del petróleo. Con activos por un billón de dólares, el fondo ha invertido miles de millones en turismo, tecnología, infraestructura y, sobre todo, entretenimiento.
En el sector de videojuegos ya tenía acciones en Activision Blizzard, Nintendo y Take-Two Interactive. Además, a través de su filial Savvy Games Group, compró organizadores de eSports como ESL y FACEIT.
Bin Salman no oculta su ambición: quiere que Arabia sea "el centro mundial de los videojuegos y los deportes electrónicos". Una apuesta que no es solo financiera: busca comprar prestigio cultural.
Cultura, deporte y pantalla grande
La compra de EA no es un hecho aislado. Arabia Saudita lleva años usando el deporte y el entretenimiento como carta de presentación.
- Fútbol: en 2021 el PIF compró el Newcastle United de Inglaterra. Dos años más tarde tomó el control de cuatro grandes clubes saudíes –Al-Hilal, Al-Nassr, Al-Ittihad y Al-Ahli–, contratando a estrellas como Cristiano Ronaldo, Karim Benzema y Neymar.
- Golf: financió la liga LIV Golf, que luego pactó una fusión comercial con el PGA Tour.
- Cine: tras décadas de prohibición, el reino permitió la apertura de salas en 2018 y firmó acuerdos con la cadena estadounidense AMC. También destinó un fondo de $100 millones para producir cine local.
- Tecnología: el PIF es el mayor accionista de Lucid Motors, fabricante de autos eléctricos, y ha invertido en inteligencia artificial y realidad virtual.
La estrategia es clara: diversificar ingresos y al mismo tiempo proyectar una imagen moderna y global.
Entretenimiento como poder blando
En Riad entienden que los videojuegos, el deporte y el cine llegan donde la diplomacia formal no alcanza. El gobierno organiza festivales de música, comedia y cine internacional para atraer turismo y mejorar su reputación. La inauguración de grandes complejos como Qiddiya, concebido como una "ciudad del entretenimiento" con arenas de eSports, forma parte del mismo guion.
Sin embargo, críticos ven estas iniciativas como intentos de "lavado de imagen". Organizaciones de derechos humanos hablan de sportswashing y comedywashing: usar eventos populares para desviar la atención de violaciones a los derechos humanos.
El propio príncipe lo reconoció en 2023 con ironía: "Si el sportswashing va a incrementar mi PIB un 1%, entonces seguiremos haciéndolo".
En la práctica, Arabia Saudita está comprando más que empresas: compra relevancia cultural. El fútbol, el golf, el cine y los videojuegos son lenguajes universales, capaces de moldear percepciones mucho más allá de la política tradicional.