Enfermedad lo dejó sin movilidad y el huracán Otto sin casa

Primero perdió parcialmente la movilidad en sus piernas: acciones como subir gradas o incluso bajarse de la cama se convirtieron en una misión imposible para don Salvador Obando.

Hace pocos meses le llegó el turno a sus brazos. Ya no los puede mover y ahora necesita ayuda hasta para alimentarse.

Cuando parecía que la situación no podía empeorar, lo impensable ocurrió: el huracán Otto le arrebató su casa a este vecino de Upala y además, se llevó los 68 pollos que tenía a la venta y que representaban su único ingreso.

Desde entonces don Salvador y su esposa viven en un cuartito de madera forrado con plástico que les presta una sobrina. La humilde casa está a tan sólo 7 metros del río, por lo que cada vez que llueve se inunda y el barro hace de las suyas.

"A mí la doña tiene que "treparme" alzado a la cama. Ahora ya casi no puedo mover los brazos porque se me va quitando la fuerza. Ella me mantiene, vende cositas; criaba pollos pero desde que el huracán se los llevó nos dejó sin el negocio. Si ella no me rescata, por poco me lleva el huracán a mi también", aseguró Obando.

La pobreza es evidente: don Salvador usa un bastón "improvisado" hecho con un tubo para lograr mantener el equilibrio. La falta de dinero provoca que sobrevivan con la comida que les regalan y en medio de la miseria, pensar en una silla de ruedas es casi un sueño.

"El huracán nos dejó sin casa. Nosotros vimos pasar hasta el sillón en el que yo estaba sentado… Todo fue cuestión de minutos. Hemos tratado de devolvernos, pero (la casa) sigue inundada. Igual aquí vivimos con barro todos los días, el cuarto es muy húmedo y así yo no puedo ni movilizarme", aseguró Obando.

La principal urgencia de don Salvador es una silla de ruedas, comida y un lugar para vivir que se adapte a sus  necesidades. Si usted quiere ayudarlo, puede contactarlo al teléfono 8355-7560.