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Reportaje Especial

Celebra 33 años sin fumar: la historia de la última cajetilla que compró Don Rolando

El 4 de abril de 1988 consiguió uno de los mejores triunfos de su vida: dejar de fumar

Por Johel Solano | 2 de May. 2021 | 12:03 am

(CRHoy.com) En una mesa de noche, Rolando Solano Barboza, guarda la última cajetilla de cigarros que compró hace 33 años. Para él es un trofeo, pues dejar de fumar significó uno de los triunfos más importantes de su vida.

Tenía apenas 11 años cuando fumó por primera vez, pero aquello se convirtió en un vicio. ¿Quién iba a creer que aquel paquete que se encontró tirado iba a representar tantos inconvenientes en su vida?

Rolando Solano cuenta que él vivía en La Colonia de Guápiles. En aquella época solo había un trillo para los caballos y quizá una casa cada 2 kilómetros por lo que no se explica cómo apareció ese primer paquete en su vida.

Hoy recuerda que lo encendió en un pequeño fogón que había en el rancho donde vivía y desde entonces pasaron 30 años fumando una caja diaria.

Él explica que el fumador empieza a sentir una ansiedad indescriptible y que convierte el vicio en algo difícil de dejar. Además, recordó que en los años setentas y en los ochentas, fumar era algo normal: se fumaba en los consultorios médicos, buses y hasta en el cuarto antes de dormir.

Todo esto complicó su deseo a dejar de fumar. Lo intentó varias veces hasta aquel 4 de abril de 1988.

Solano arreglaba equipos médicos. Y en una visita a la Unidad de Cardiología del Hospital México, le contó al Dr. Brenes Pereira que se estaba despertando con los brazos dormidos y por ende estaba preocupado.

Tras un chequeo médico, el Dr. Brenes lo advirtió. Un paquete de cigarrillos que tenía oculto en una media -porque la camisa que vestía no tenía bolsa- era el causante de los malestares.

"Me dijo que ese era el problema. Sacó el paquete de cigarros y me dijo que no le volviera a decir nada si volvía a fumar. Fue como un cañonazo, porque nunca le había hecho caso a nadie", recordó este hombre de 75 años.

"Fue un susto, porque era gravísimo. Dejé de fumar y se acabó ese problema y un montón más. Hasta mi familia se enfermaba antes y todo eso cambió", detalló.

En su casa todavía guarda esa cajetilla Viceroy con esa fecha inmortal. Le costó ¢2 colones y tenían 20 cigarrillos. No obstante, en esa caja quedan 18 unidades.

"No sé por qué apunté la fecha. La cajetilla la guardo en una mesita de noche. Cada vez que llega abril, le saco fotos y doy testimonio de que gracias a Dios sí se puede dejar. Ahora el olor me repugna", comentó.

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Su propio taller

Rolando Solano llegó a San José en 1965, cuando ya tenía 19 años. Solo tenía primaria y empezó a trabajar y a estudiar. Por su buen rendimiento académico, una profesora decidió becarlo por 3 años para que estudiara un técnico profesional.

"Ella me dijo que el pago que quería era el título. Ella fue conmigo al Vocacional Monseñor Sanabria y me matriculó en electrónica", comentó.

Tras graduarse, Solano trabajó para reconocidas empresas como Toshiba, Phillips y para la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Luego inició un proyecto con un socio hasta hace 2 años, cuando a sus 73 años inició su propio taller de electrónica en Hatillo. Era un anhelo que tenía pendiente.

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