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Rice and Beans convirtió a Lasel Lonis en líder comunal para terminar siendo el “papá” del hospital de Turrialba

Por Carlos Castro | 19 de Oct. 2025 | 8:01 am

Hablar de Lasel Lonis en Turrialba es evocar a una figura emblemática que pasó de ser futbolista a convertirse en uno de los chefs de comida caribeña más reconocidos de la región. Esa segunda etapa le abrió el camino para consolidarse como un líder comunal influyente, capaz de luchar junto a varias personas en convertir en realidad el sueño de su pueblo: tener un hospital de primer mundo.

Para muchos fuera del cantón, su nombre suena familiar por ser el padre de Erick Lonis Bolaños, excapitán del Saprissa y de la Selección Nacional. Sin embargo, en su tierra natal, el reconocimiento va mucho más allá de la exitosa carrera de su hijo. Su amor por Turrialba lo impulsó a concretar proyectos que parecían impensables y que hoy, a sus 87 años, recuerda con orgullo como parte de su legado.

Lonis abrió las puertas de su casa a CR Hoy para contar su trayectoria. Sin necesidad de ensalzarse, su compromiso con la comunidad afloraba en cada recuerdo, en cada anécdota de una vida dedicada al trabajo, al servicio y a su gente.

Su nombre completo es Lasel Loyt Lonis Lonis. Nació y creció en El Cairo de Siquirres, en el seno de una familia humilde. Desde niño trabajó junto a su madre vendiendo comida para sostener la economía del hogar, sin imaginar que aquella herencia culinaria marcaría su destino y lo llevaría a tener uno de los restaurantes más icónicos de Turrialba.

Sus abuelos, de origen jamaiquino, llegaron a Costa Rica para trabajar en la construcción del ferrocarril. Esas raíces caribeñas, con el tiempo, se convirtieron en una huella profunda en su identidad y en la esencia del "Puerto sin mar", como cariñosamente se le conoce a Turrialba.

¿Turrialba o la Liga?

En 1956, con apenas 17 años, era portero del equipo Goodyear, donde empezó a destacar en torneos regionales. Su talento despertó el interés de El Independiente de Turrialba, que lo llevó a jugar en Segunda División, antes de adoptar el nombre de Municipal Turrialba en 1961.

Aunque se consolidó como figura, la economía del fútbol en aquella época era muy distinta. No existían lujos, viáticos ni centros de entrenamiento.

Lasel Lonis viajaba todos los días en tren para entrenar y volvía a su casa para ayudar a su madre con el pequeño negocio familiar. Dormir en una banca de la estación durante noches lluviosas era parte de su rutina, hasta que Liga Deportiva Alajuelense se interesó en contratarlo y le ofreció una pasantía junto al también turrialbeño Walter Pearson, tras el retiro del gran arquero Carlos Solano.

"Pearson y yo éramos los únicos negros en Alajuela en ese momento, en la calle nos veían raro y hacían comentarios feos", recordó.

A pesar de la oportunidad, Lasel decidió regresar a Turrialba. Sentía que su lugar estaba con su familia y con el equipo que lo había formado. Los directivos le ofrecieron quedarse y darle estabilidad económica con otros trabajos, y él aceptó sin dudar. Ese gesto marcó para siempre su vínculo con el cantón que llama "el pueblo de su vida".

En 1962, ingresó a trabajar en el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), hoy conocido como CATIE. Allí desempeñó diversas funciones como tractorista, soldador y en otras "chambas", como él las llama, además de trabajar en el antiguo Ingenio Aragón y en el desaparecido supermercado Lorenzo los fines de semana. Fue entonces cuando Turrialba se convirtió definitivamente en su hogar.

La vida le tenía preparada otra razón para quedarse: Ivone Bolaños Calvo, la mujer con quien se casó en 1965, a los 28 años.

Ese mismo año sufrió una lesión en la mano izquierda que truncó su carrera como futbolista, pero lejos de rendirse, se dedicó por completo a las labores que ya había iniciado. Al año siguiente nació su primer hijo, Erick, y con el tiempo llegaron Karen y Carmen. Trabajó también como peón en una finca de hule donde hoy opera la Sede del Atlántico de la UCR en Turrialba.

Lasel Lonis: surgimiento del líder comunal

¿Cómo un futbolista pasó a ser cocinero y se convirtió en líder comunal? Lasel recuerda que, junto a otro gran turrialbeño, Abel Sáenz (q.d.D.g.), formaron la Cámara Junior con amigos como Fernando Núñez y Óscar Aguilar, un grupo organizado para apoyar causas sociales.

De esas reuniones nació, casi por casualidad, su emprendimiento gastronómico. "Un día nos dimos cuenta de que estaban recogiendo plata para la construcción de la nueva iglesia del centro de Turrialba y Abel dijo que hiciéramos una carnita asada para recoger fondos y llevarlos nosotros. Entonces le dije que mejor otra cosa y se me ocurrió vender pescado con yuca, que mi mamá me enseñó a cocinar, y rice and beans", relató.

El éxito fue inmediato. Aquella iniciativa marcó el inicio de su carrera como chef y lo llevó a estudiar cocina en el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) de Turrialba, tras culminar su etapa escolar ya siendo un adulto en la escuela John D. Rockefeller, ahora llamada Jenaro Bonilla. Con el tiempo, se convirtió en uno de los empresarios más reconocidos del cantón.

Homenaje en el INA

Homenaje en el INA

El nacimiento del Kingston

En 1970, mientras enfrentaba problemas de salud por una úlcera estomacal, recibió la visita de un representante de la marca de cerveza Tropical que buscaba negocios para distribuir el producto. Esa coincidencia lo llevó a conversar con su antiguo jefe, Lorenzo Quirós, dueño del supermercado, quien ya le había propuesto abrir un restaurante juntos.

"Me dijo que aceptara el trato, pero yo le decía que no sabía cómo iba a hacer eso, porque no tenía plata ni experiencia. Don Rigo me volvió a decir luego que tuviéramos el negocio juntos, que aprovechara mi cuchara. Él puso el capital y empezamos en el centro de Turrialba, un 10 de octubre de 1970. Era un negocio de mal agüero, sucio, muy feo, pero su amigo Fello Gómez (relojero) me animó a levantarlo y darle una nueva cara al espacio. Así fue como nació el restaurante Kingston".

Renunció a sus otros trabajos y se dedicó de lleno al negocio, que creció hasta establecerse cerca del estadio Rafael Ángel Camacho en 1985. Durante casi dos décadas, el Kingston fue un punto de encuentro para locales y visitantes, un símbolo de la cultura y el sabor de Turrialba.

"Cuando lo abrimos no sabíamos qué nombre ponerle, pero pensé en mis antepasados y en que el producto era original de la comida afro. Así sacamos adelante esa sociedad y duramos 15 años en el centro, pero el lugar ya estaba colapsado, entonces nos fuimos para el local grande, con varios salones, el Kingston, Montego Bay y otros por los que pasaron muchos eventos importantes de Turrialba y miles de turistas extranjeros".

Su esfuerzo y talento lo llevaron a ser reconocido como uno de los cuatro alumnos distinguidos de mayor éxito en la historia del INA.

Lasel Lonis cocinando rice and beans

Lasel Lonis cocinando rice and beans. Foto: CATIE

El "papá" del hospital de Turrialba

Cuando se retiró del restaurante, su vocación de servicio lo llevó a integrarse a la Junta de Educación durante 14 años y, en 2002, a la Junta de Salud, donde permaneció más de dos décadas. Desde ahí impulsó el proyecto que coronaría su vida: la construcción del nuevo hospital de Turrialba.

Al investigar, descubrió que desde 1959 existía un plan para reestructurar el cantón y que el IICA había donado varios terrenos para ese fin. Entre ellos, 29 hectáreas destinadas a edificios públicos, de las cuales cinco eran para el hospital.

"Busqué varios abogados, el primero fue mi amigo Raúl Chacón, para que me ayudaran a dar con la información de esos terrenos, pero nadie le llegaba. Gestionamos con varios gobiernos, ministros y diputados. También con el CATIE para buscar esos terrenos", recordó.

El destino intervino de nuevo. "El día que vendí el Kingston, cuando estaba sacando todo y entregando la llave a los compradores, llegó un abogado amigo mío. Le conté todo y él empezó a ayudarme".

Con apoyo de un funcionario pensionado del Registro Nacional, lograron ubicar los documentos que confirmaban la existencia del terreno. Lonis llevó la gestión hasta los más altos niveles. Durante una gira presidencial en Turrialba, entregó una carta al entonces presidente Abel Pacheco, quien ordenó darle curso al proyecto, pero en esos años no avanzó mucho.

Tras años de gestiones, esfuerzos y reuniones, encontró la ayuda de más personas, entre ellas el abogado Luis Carlos Montoya, quien con la colaboración de otras personas lograron dar en el Registro con la documentación que ratificaba la existencia del permiso para utilizar parte de los terrenos del CATIE para la construcción del hospital.

Lasel Lonis y otros miembros de la Junta de Salud fueron convocados a una comisión legislativa donde los diputados obtuvieron toda la información y lograron avanzar con el proyecto en el gobierno de Carlos Alvarado Quesada, quien dio curso al plan hasta dar en licitación la construcción.

Fue así como el 3 de agosto de 2023 se inauguró el nuevo hospital de Turrialba.

"Convoqué una cena con las personas que hasta ese momento habían ayudado, hice rice and beans para celebrar que teníamos el terreno. Ahí se concluyó todo este trabajo", relató con emoción.

Esa historia quedó plasmada en su libro La ruta de un sueño, donde detalla cada paso y agradece a las más de treinta personas que lo acompañaron en esa cruzada, entre médicos, funcionarios, diputados y líderes comunales.

Por su entrega y aportes, el 7 de enero la diputada Rosaura Méndez, de Liberación Nacional, presentó el expediente 24.763 para declararlo Ciudadano de Honor, como destacado líder y empresario de Turrialba.

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