S.O.S Enfermería: La seguridad social nos necesita
En el marco de la celebración internacional de la enfermería, 12 de mayo, este artículo tiene el propósito de mostrar a la sociedad costarricense y a las autoridades institucionales que el ejercicio de la profesión de enfermería se encuentra asfixiada en este momento, con todo lo que esto implica para la seguridad social en su conjunto. Con este modesto esfuerzo aspiramos a contribuir a la concreción de intervenciones urgentes para garantizar eficazmente el derecho a la salud, acceso ineludible en materia de derechos humanos.
En Costa Rica, se tiene aproximadamente 16 mil licenciadas en enfermería activas, de las cuales más de 3 mil se encuentran desempleadas y aproximadamente 5 mil se encuentran subcontratadas bajo la figura de "auxiliar de enfermería" tanto en la CCSS como hospitales privados, es decir, son licenciadas, pero contratadas en un perfil menor (a veces con las mismas funciones), y por supuesto, con un menor salario.
A esto se le suma el recargo laboral en los 3 niveles de atención (EBAIS, Clínicas y Hospitales), esta situación se puede resolver mediante la razón enfermera-usuario, es decir, definir el número mínimo de enfermeras a cargo de una determinada cantidad de usuarios. Si la carga laboral de enfermería aumenta, por carencia de personal, se impacta directamente la calidad de los cuidados debido al sobre carga de trabajo. Cabría la pena estudiar el implementar desde la Asamblea Legislativa una iniciativa popular de ley sobre la protección y seguridad de la persona usuaria, con conocimiento pleno de lo que realmente ocurre en nuestra profesión.
Por mencionar algunos países como Alemania, Canadá, Estados Unidos y Noruega, tienen regulación en esta materia, logrando aumentar los índices de estándares en salud. Datos recientes de la OCDE evidencian la carencia de enfermeras en los sistemas de salud. Costa Rica tiene 3.4 enfermeras por cada mil habitantes, versus el promedio de la OCDE que son 8.8 enfermeras. 1
Es conocido que cada año las enfermeras en Costa Rica invierten sumas cuantiosas de dinero para cursar maestrías, especialidades y doctorados; esto para aumentar sus competencias profesionales en los servicios y universidades, permitiendo garantizar mayor conocimiento, seguridad y calidad en el quehacer diario. El flagelo es que la CCSS solamente reconoce y remunera dos maestrías: Salud mental y obstetricia; no obstante, la profesionalización ligada a la especialización es urgente para la atención de un perfil epidemiológico cada vez más complejo en una sociedad globalizada.
A estas problemáticas se suman los nombramientos inestables, pudiendo pasar meses sin que le ofrezca alguno y de manera paralela comienzan los atrasos salariales tanto en jornadas ordinarias como en tiempo extraordinario. Esto se resolvería reduciendo el alto nivel de interinazgo y dando estabilidad laboral, a un personal, que no debemos olvidar, fue calificado popularmente como "héroes" durante la pandemia.
A nivel mundial, nuestro país destaca por sus resultados en cuanto a la atención en salud, y parte de ello, es producto de personas trabajadoras comprometidas con la salud tanto en el sector público como en el privado. Es momento de dar una discusión seria y responsable sobre la reconfiguración del modelo de salud costarricense, esto para garantizar su sostenibilidad, universalidad y protección ante intenciones de debilitamiento Institucional e intromisión.
Finalmente, concluyo este artículo mencionando la necesidad de fortalecer la infraestructura en salud de la mano con la re-dirección de esfuerzos hacia la Atención Primaria de la Salud para culturalizar la promoción de la salud desde las bases educativas y comunitarias, mediante alianzas interinstitucionales entre la CCSS, Municipalidades, Universidades, MEP, Ministerio de salud y otros órganos rectores.
Enfermero subcontratado en la CCSS