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“Si usted no es mía, no es de nadie”: ataques con ácido dejan marcas de por vida en las víctimas

Por Daniel Córdoba | 13 de Ago. 2025 | 6:45 am

Joselyn Vallejos fue rociada con ácido de batería la noche del 14 de abril, en el sector de Aguacaliente de Cartago. Un ataque que le dejará una marca de por vida en su piel y en su memoria. El principal sospechoso de esta agresión es Luis Calero Peña, su expareja y padre de sus 3 hijos.

Cuatro meses después de esta tentativa de femicidio, Patricia Zeledón, fiscal coordinadora de la Fiscalía Adjunta de Género, reveló que, al momento del ataque, el sospechoso le dijo a la víctima: "Si usted no es mía, no es de nadie".

Según Zeledón, el ataque ocurrió porque el hombre intentó retener a la mujer a pesar de que ella le había dejado claro que no quería continuar la relación, ya que buscaba rehacer su vida sin él.

La fiscal se refirió al caso en el reciente programa Voces MP, donde explicó que los ataques con líquidos corrosivos tienen un impacto físico, emocional y legal.

Una modalidad poco común

Zeledón indicó que los ataques con ácido no son frecuentes en Costa Rica, con registros de muy pocos casos, siendo el de Joselyn Vallejos el más reciente.

Este tipo de sustancias provoca quemaduras en todas las capas de la piel, lo que deja, en la mayoría de los casos, lesiones permanentes.

Es una lesión para toda la vida, una marca física y emocional, señaló la fiscal.

Reiteró que un ataque con líquidos corrosivos deja un "recordatorio" constante de la agresión, pues las cicatrices suelen ser más graves que en otros tipos de lesiones.

Las pruebas son fundamentales

Zeledón subrayó que las pruebas son clave en este tipo de casos y destacó la importancia de que los testigos denuncien lo que presencien.

Los testigos no pueden callar, tienen la obligación de presentar una denuncia, enfatizó.

En el caso de Joselyn, su testimonio será fundamental, así como la ropa que se quemó y se adhirió a su piel, y los exámenes y dictámenes médicos a los que se sometió tras el ataque con ácido de batería.

Un mensaje implícito

La fiscal explicó que las agresiones con sustancias corrosivas transmiten un mensaje implícito de afectación física y emocional, ya que mantienen un vínculo entre agresor y víctima: cada vez que la persona se ve al espejo, recuerda lo ocurrido.

El sospechoso

El 6 de agosto, CR Hoy publicó que Luis Calero Peña, sospechoso de lanzar el ácido, ya había estado en prisión por agresiones previas contra la misma Joselyn.

En entrevista con este medio, la víctima relató que vivió un historial de violencia física y psicológica hasta que logró separarse de él hace aproximadamente cuatro años.

Cuando terminamos hace 4 años fue por lo mismo, por las agresiones. Él me pegaba. Ya había estado preso por eso, hace como 3 años. Estuvo año y resto, contó Joselyn.

Aunque había medidas de protección vigentes, como la prohibición de acercarse a menos de 500 metros, la mujer afirmó que Calero Peña violó esas restricciones varias veces antes del ataque más reciente.

Tras el ataque, el sospechoso se mantuvo prófugo durante casi cuatro meses, hasta que el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) lo detuvo el martes 5 de agosto en San Isidro de San Ramón.

Durante ese tiempo, Joselyn denunció que él intentó comunicarse insistentemente, pese a las medidas cautelares.

Él me estuvo llamando y escribiendo. Me decía que le contestara las llamadas, que necesitaba hablar conmigo, aunque sea un ratito. Yo nunca le contesté, solo se lo informé al OIJ, relató.

Ese mismo 6 de agosto, a Calero Peña se le impuso un año de prisión preventiva.

Un llamado a la denuncia

La fiscal instó a las mujeres que sufran cualquier manifestación de violencia, ya sea verbal o física, a que soliciten protección o medidas cautelares.

Explicó que la única manera de brindarles ayuda, guiarlas y prevenir ataques es a través de la formulación de denuncias.

También recordó que la Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres (n.º 8589) protege incluso a quienes solo hayan convivido algunos días con su agresor.

Además, señaló que si el temor a denunciar se debe a la falta de recursos para mantener a los hijos o a no tener un lugar donde vivir, el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) puede brindar apoyo.

No presentarse a denunciar o pedir ayuda las expone a un riesgo mayor, ya que pueden verse sometidas a un ataque, concluyó Zeledón.

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