¿Sospecha usted que es adicto sexual?
Se trata de una enfermedad y al igual que otras adicciones, daña a la persona a nivel físico, familiar, social e incluso laboral

Adicción al sexo o hipersexualidad consiste en la incapacidad de control sobre el comportamiento sexual. Foto de archivo.
A menudo se hacen bromas en torno a la adicción sexual, pero cuando el problema existe está lejos de ser un tema divertido. Para quienes viven esta enfermedad, se puede transformar en un calvario.
La adicción al sexo o hipersexualidad consiste en la incapacidad de control sobre el comportamiento sexual y el deterioro o malestar significativo que provoca en la persona que lo sufre, no solo se basa en un deseo sexual excesivo o muy intenso. Se trata de una conducta sexual que afecta en distintos aspectos de la vida de quien la padece, provocando dificultades a nivel afectivo, familiar, social o económico.
Mauricio es un costarricense de 46 años, quien solicitó no revelar su verdadero nombre, pero decidió dar contar su historia. Así fue como reconoció que a los 14 años se inició sexualmente, lo que marcó definitivamente su manera de ver y vivir el sexo.
A esa edad su primera pareja fue una amiga de su mamá, lo que sin duda hoy reconoce que fue abuso, pero en ese momento él no estaba consciente de ello. "Esa relación comenzó a darme la sensación de placer y ese premio era una relación sexual".
"Para una persona como yo que venía de una familia disfuncional, con muchas carencias y miedos, obviamente cuando experimenté esa sensación de recompensa sexual me sentí protegido", agregó.
Como en toda adicción, según dijo, hay un engaño y es que el adicto cree que lo puede manejar. Pero eso no es así, "y yo pensé en ese momento que tenía el tema controlado".
Con el tiempo, señaló, empecé a vivir la fase en que el adicto sexual siente que necesita más, "eso se llama dependencia progresiva".
De hecho, mencionó que se dio cuenta que era adicto cuando empezó a sentirse vacío y frustrado cada vez que tenía sexo. "Comencé a pagar por sexo a los 17 años y si no podía, recurría a la masturbación o a la pornografía. Tenía que tener algún tipo de experiencia sexual", dijo.
Y añadió: "El problema es que para mí, al igual que a otras personas con esta adicción, el sexo empezó a convertirse en una obsesión, en una fijación. En ocasiones me había masturbado 10 veces y me sentía muy cansado. Además, veía cómo otras personas tenían vidas normales y eso me llevó a límites muy profundos".
¿Cómo se protegía? Mauricio reconoció que no se cuidaba. "Por un milagro no me contagié de ninguna enfermedad. Pasé 10 años de mi vida haciéndome exámenes", mencionó.
Con nostalgia contó que a los 25 años conoció a una persona que lo llevó a un grupo de 12 pasos. Eso, dijo, cambió su vida. Lleva 21 años y "algunos meses" con su adicción controlada.
"Con los 12 pasos nos rendimos ante esta enfermedad, admitimos que no vamos a poder con esto solos",
Mauricio reconoció que le debe mucho a los grupos de 12 pasos y que sigue ahí es porque se siente bien y sabe que hay gente que acude cada semana y necesita que él esté ahí. "Ahora voy una a dos veces por semana, tengo familia hace 15 años, trabajo y soy terapeuta", concluyó.
Señales de alerta
-¿Sexualiza cada imagen o persona que ve o está cerca?
-¿Necesita conocer detalles íntimos de las personas que conoce?
-¿Siente molestias provocadas por la ansiedad sexual?
-¿Mantiene pensamientos sexuales recurrentes que lo mantienen excitado?
-¿Consume excesivamente material pornográfico?
-¿Siente culpa por no frenar el impulso?
-¿Realiza "sexo rápido" en lugares marginales y a menudo con personas desconocidas?
-¿Ha comenzado a sufrir deterioro laboral, social y familiar?
-¿Gasta más de lo que puede en sexo pagado?
-¿Cada vez que tiene una relación sentimental es de tipo obsesiva y no prospera porque se vuelve destructiva?