Datos ticos refuerzan estudio sobre drástica caída de actividad humana durante COVID-19
Disminución en impacto de actividades humanas se detectó también en Chile o Turquia
(CRHoy.com). El Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), adscrito a la Universidad Nacional (UNA), participó en una extensa investigación que revela cómo los sensores usados para captar sismos registraron una "caída sin precedentes" de la actividad humana en razón de las consecuencias derivadas del COVID-19.
El estudio, publicado este 23 de julio por la revista estadounidense Science, detalló que las pequeñas vibraciones en el suelo –generadas por las actividades humanas- cayeron hasta un 50% en distintas localidades del planeta.
Los análisis determinaron que este período silencioso del "ruido sísmico" comenzó a finales de enero y alcanzó su punto máximo entre marzo y mayo. "Fue la reducción más larga y prominente de las ondas sísmicas de las actividades humanas jamás registrada en la historia", detalla Science.
Desde marzo de este año Ovsicori, bajo una investigación liderada por el sismólogo Esteban Chaves, detectó el impacto de este tipo a causa del aislamiento físico y social como estrategia para frenar la propagación del COVID-19 en Costa Rica.
Chaves, doctor en sismología, explicó en esa oportunidad que los instrumentos sismológicos modernos permiten registrar con detalle los temblores que se generan gracias a fallas geológicas, pero también las vibraciones aleatorias del suelo.
Estas vibraciones, conocidas como ruido sísmico ambiental o registro de fondo, surgen a partir de las llamadas fuentes antropogénicas: la gente que corre, camina, salta, deja caer objetos en el suelo, que sale a caminar, que anda en bicicleta o que usa el carro.
Estos, según el análisis del sismólogo, producen un campo de ondas sísmicas (frecuencias de oscilación) por encima de 1 Hercio (Hz), lo cual se traduce en un ciclo por segundo.
"Si bien la reducción es más fuerte en los sismómetros de superficie en áreas pobladas, esta inactividad sísmica se extiende por muchos kilómetros radialmente y cientos de metros de profundidad. Esto brinda la oportunidad de detectar señales sutiles de fuentes sísmicas subterráneas que se habrían ocultado en tiempos más ruidosos y así compararlas con fuentes de ruido antropogénico", detalló Chaves, en referencia al análisis publicado en Science.
Citado por la revista internacional, Thomas Lecocq, del Observatorio Real de Bélgica, sostuvo que el vínculo entre las vibraciones sísmicas y el ruido de la actividad humana es "más intuitivo de lo que parece".
"Cuando preguntamos a las personas si percibieron un terremoto, a menudo decimos: ‘¿Te pareció un camión pasando?' La gente asocia el sonido rodante de un camión con la vibración que sienten", dijo el sismólogo europeo.
Sobre este punto, Chaves acotó que existe "una fuerte correlación entre el ruido sísmico y las mediciones independientes de la movilidad humana sugiere que la sismología proporciona una estimación absoluta y en tiempo real de la dinámica poblacional en aquellas regiones sismológicamente instrumentadas (como el caso de Costa Rica)".
Análisis global
Para determinar el cambio en el ruido sísmico surgido durante las medidas de distanciamiento físico y social se analizaron las frecuencias de entre 4 y 14 Hz. De 268 estaciones sísmicas analizadas en todo el mundo, incluidas las de Ovsicori, unas 185 (69% del total) mostraron reducciones significativas a causa de la merma en la actividad humana.
"Las reducciones más fuertes, como era de esperar, se registraron en áreas muy pobladas. Las estaciones en Sri Lanka, por ejemplo, mostraron una reducción del 50% en el ruido sísmico de las actividades humanas. Incluso los domingos por la noche en el Central Park de la ciudad de Nueva York, normalmente un tiempo relativamente tranquilo para la ciudad, fueron un 10% más tranquilos durante las restricciones", expuso la investigación.
En Costa Rica, Ovsicori posee 70 estaciones distribuidas en el territorio nacional, las cuales se encargan de monitorear la intensa actividad sísmica que posee el país.
Entre los países participantes en el estudio destacan Chile, Turquía, Canadá, Australia, Irán y Luxemburgo.
Lecocq indicó a Science que estos patrones sísmicos asociados a los seres humanos permitirían ayudar a los científicos a ser más precisos para investigar la actividad en aras de enfocar las baterías hacia los peligros naturales futuros.