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Ticos experimentaron 86 días de calor extremo en un lapso de 12 meses

Por Daniel Córdoba | 3 de Jul. 2025 | 6:53 am

Un informe elaborado por científicos del World Weather Attribution (WWA), el Red Cross Red Crescent Climate Centre y Climate Central revela que, entre el 1.º de mayo de 2024 y el 1.º de mayo de 2025, unos 4 billones de personas experimentaron al menos 30 días adicionales de calor extremo.

Cerca del 49 % de la población mundial enfrentó temperaturas superiores al 90 % de los registros históricos observados en su área local entre 1991 y 2020. Ese umbral es lo que el informe define como calor extremo.

86 días de calor extremo

Durante ese periodo de análisis, Costa Rica experimentó 86 días de calor extremo, cuando, sin la influencia del cambio climático, el promedio esperado habría sido de apenas 14 días. Esto significa que la acción del cambio climático generó 72 días adicionales de temperaturas excesivas.

En promedio, el costarricense vivió temperaturas 0,4 °C por encima de lo habitual en los últimos 30 años.

La investigación recopiló datos de temperatura diaria de 247 países y territorios, así como de 67 eventos de calor extremo identificados como significativos por romper récords históricos o por sus impactos relevantes, todos ellos vinculados al cambio climático.

El objetivo fue evaluar la influencia del cambio climático antropogénico sobre las olas de calor peligrosas registradas en esos 12 meses.

¿Qué dice el informe?

El texto señala que 2024 fue el año más caluroso jamás registrado, superando al anterior. Además, fue el primer periodo en el que las temperaturas globales superaron los 1,5 °C respecto de la media preindustrial durante todo un año.

Cada mes, de enero a junio de 2024, se convirtió en el más caluroso desde que existen registros. A esto se sumó que enero de 2025 rompió un nuevo récord como el mes más caluroso jamás registrado.

Asimismo, el año 2025 comenzó con la menor cantidad de hielo marino en el Ártico observada durante un invierno en el hemisferio norte.

Para los investigadores, esta situación no fue "una sorpresa ni un accidente", ya que la quema constante de carbón, petróleo y gas ha liberado y acumulado suficientes gases de efecto invernadero como para calentar el planeta en 1,3 °C.

Uno de los hallazgos principales del estudio es que cada ola de calor actual es más probable, más intensa y más duradera debido al uso de combustibles fósiles.

El informe destaca que, en los últimos años, se han identificado numerosos eventos letales de calor extremo que habrían sido prácticamente imposibles sin el cambio climático inducido por el ser humano.

Además, recalca que, aunque fenómenos como inundaciones o ciclones suelen acaparar la atención pública y mediática, el calor extremo es probablemente el evento climático más mortal, con miles de muertes reportadas cada año, así como muchas otras que no se registran o no se reconocen como relacionadas con el calor.

Olas de calor en Costa Rica

Durante el periodo analizado, se registraron cuatro olas de calor con afectación directa en Costa Rica:

  • Del 7 al 12 de mayo de 2024: fue 15 veces más probable debido al cambio climático y registró un aumento de 0,9 °C sobre la temperatura media.
  • Del 29 de mayo al 3 de junio de 2024: cinco veces más probable, con un aumento de 0,2 °C.
  • Del 30 de agosto al 4 de septiembre de 2024: 24 veces más probable, con temperaturas 1 °C por encima del promedio de las últimas tres décadas.
  • Del 9 al 14 de octubre de 2024: seis veces más probable, con un incremento de 1,8 °C sobre la media.

¿Cómo se midió el impacto?

La investigación empleó dos mecanismos para analizar el impacto del cambio climático en las temperaturas extremas:

  1. Días de calor extremo: se identificaron días con temperaturas percibidas como inusualmente altas según la experiencia local.
  2. Índice de Cambio Climático (CSI): se calculó cuántos días de calor extremo habrían ocurrido en un mundo sin cambio climático provocado por el ser humano, y se comparó con los datos observados. Esto permitió estimar cuántos días de calor se sumaron debido al cambio climático y cuánto aumentó la probabilidad de esos eventos.

Principales eventos analizados

El informe profundizó en varios episodios significativos:

  • Calor extremo en Asia Central (marzo de 2025)
  • Impacto del calor en mujeres y niñas en Sudán del Sur (febrero de 2025)
  • Ola de calor en el Mediterráneo (julio de 2024)
  • Calor extremo en México, el suroeste de EE. UU. y Centroamérica (junio de 2024)

Durante esos 12 meses ninguna región del planeta se libró del peligroso calor extremo.

El caso más extremo fue el de Aruba, que experimentó 187 días de calor extremo. Sin la acción humana sobre el clima, la población promedio en ese territorio solo habría enfrentado 45 días de calor de esa magnitud.

Impacto en la salud y la vida humana

El informe advierte que el impacto del calor extremo en la salud, el bienestar, el agua y la agricultura sigue estando poco documentado, especialmente en países de ingresos bajos y medios.

Muchas muertes relacionadas con el calor son registradas como resultado de enfermedades cardiovasculares, pulmonares o insuficiencia renal, lo que oculta el verdadero rol del calor como factor agravante.

Esa falta de documentación dificulta la comprensión global de los riesgos, pérdidas y daños en la salud, y socava los esfuerzos de adaptación.

¿Quiénes son los más afectados?

Según el informe, los grupos más vulnerables incluyen:

  • Adultos mayores y aquellas con afecciones médicas preexistentes, con mayor riesgo de sufrir tensión cardiovascular, dificultad respiratoria y muerte prematura.
  • Comunidades de bajos ingresos y marginadas, que carecen de refrigeración, atención médica y viviendas adecuadas.
  • Trabajadores al aire libre o en espacios cerrados sin ventilación, quienes enfrentan riesgos de deshidratación, estrés térmico y baja productividad.
  • Mujeres embarazadas, que sufren mayor estrés fisiológico, lo que puede afectar negativamente la salud materna y fetal.

Daños en otros sectores

  • El estrés térmico también afecta otros sectores clave:
  • Disminuye la productividad agrícola.
  • Reduce la disponibilidad de agua.
  • Sobrecarga los sistemas de salud.
  • Afecta la infraestructura energética.

En zonas urbanas, la situación se agrava por problemas como fallos en la red eléctrica, escasez de agua, pérdida de horas de trabajo y un posible aumento en los conflictos interpersonales.

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