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Tres hábitos ticos que nos están matando

Lo cierto es que tenemos unas costumbres no tan saludables

Por Mariana Calleja | 27 de Ago. 2017 | 11:37 am

¡Buenos días una vez más!

En artículos más recientes hemos hablado sobre el movimiento, sobre el balance esencial de mente y cuerpo, sobre ideas fáciles y ricas para comer saludablemente, sobre cómo prevenir alergias y más. Realmente hemos abarcado muchos temas y por ello me siento muy agradecida. Por el espacio, por los comentarios, por la gran cantidad de lectores que se unen cada vez en el deseo de querer sentirse mejor en cuerpo y mente. Así que aquí vamos, ¡una columna más para seguir compartiendo este espacio y crecer juntos!

Hoy vamos a hablar sobre algunos hábitos típicos de nuestros país y que quiero analizar con el fin de detectar qué efecto tienen en nuestra salud. Es muy posible que se hayan planteado esto alguna vez, pero nunca está de más ver un poco más fondo para volvernos conscientes de esas pequeñas cosas del día a día que sin duda influyen en nuestra salud.

Aunque hemos visto un auge en hábitos saludables en la población, hay ciertos hábitos no tan saludables que persisten en nuestra sociedad. Hábitos que si bien es cierto no queremos eliminar, pero sí podemos poner un control o un límite sano para que no deterioren la salud.

Hábito #1: Movilización sobre cuatro ruedas

No debemos generalizar pero es una verdad muy presente en Costa Rica: somos cada vez más dependientes del carro, por ende, de caminar menos. El tener carro propio se ha vuelto con los años algo cada vez más accesible para muchos… con lo cual ya poco vamos a pie a la pulpería de la esquina. La dependencia del carro sea por necesidad, por las presas, la lluvia, el ahorro del tiempo, la comodidad y demás beneficios de movilizarse así han hecho que nos volvamos lentamente personas más sedentarias, que pasan sentadas la mayor parte del día y menos activas en cuanto a lo más básico.

Con esto no digo que debemos dejar de tener carros o de usarlos, pero sí digo que podríamos buscar un balance entre las horas en que pasamos sentados y las horas en que nos movemos. De pronto recurrir más a la bicicleta cuando sea posible, o caminar distancias cortas, o subir escaleras en vez de usar el ascensor.  Esto con el fin de compensar esas horas inevitables de manejar, trabajar y pasar sentados. ¡Pequeños cambios siempre son posibles!

Hábito #2: El típico casado

¡Tan rico un buen casado a la hora del almuerzo! ¿Pero y qué pasa si comemos un casado a diario? Muchos lo hacen, y si tu trabajo suele ser de mucha carga física, sin duda te hace bien. Porque un buen casado suele ser saludable con su balance de carnes, ensalada, picadillo, frijoles y hasta platanitos. Osea un poquito de todo: proteína, vegetales, harinas (y quizás un poco más de harinas pero bueno). El tema es que a veces le agregamos unas cuantas cosas de más, como por ejemplo salsas, una gaseosa, y por qué no, un poco de pan o unas papas fritas. Todo suma.

Sí, es un plato exquisito, pero como buen plato típico latinoamericano, está un poco cargado de harinas y grasas que a la larga nos podrían pasar la factura. ¿De pronto podríamos limitar la cantidad semanal y vigilar un poco más la calidad de la comida que ingerimos? A tomar nota. No está de más.

Hábito #3: La hora del café

Y bueno, nadie quiere eliminar esa hora tan rica también. La hora del cafecito que es además un rato social super ameno. Siempre un buen pretexto para vernos con amigos o familiares en una tarde cualquiera, para compartir lo que pasó en el día o en la semana. Para un cafecito de esos siempre hay tiempo, ¡y que siga siendo así!

El tema es que claro, rico es acompañar el café con unos pedacitos de pan con mantequilla, queso o jalea casera. O con unos tostelitos de la panadería de la esquina.

Así que aquí pues lo mismo. ¡Con balance y sin excesos todo es posible! Un casado menos, un tostelito menos, y un poco más de caminar en nuestro día a día y sin duda notaremos todos un cambio en la rutina y en el cuerpo.

Mejor prevenir y así vamos todos más tranquilos por la vida, ¡disfrutando esos cafecitos y más!

Hasta la próxima,

Dra. Mariana Calleja

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