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¡Videos policiales muestran ventas de droga dentro de terrenos del Estado en Hatillo!

Sitio es dominado por tres sujetos que se distribuyeron los puntos de venta

Por Carlos Castro y Álvaro Sánchez | 13 de Ago. 2025 | 12:50 am
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La Ciudadela 25 de Julio, en Hatillo, conocida popularmente como "Aguantafilo", sigue siendo un centro de operaciones del narcotráfico local, con múltiples búnkeres frecuentados por consumidores y distribuidores provenientes de otras zonas de la capital.

Entre los principales operadores destacan Eros, Mono y Chiquitillo, quienes controlan estructuras de venta de drogas que pueden generar hasta dos millones de colones diarios cada uno.

Videos policiales a los que tuvo acceso CR Hoy revelan la dinámica diaria de estos grupos en uno de los barrios más conflictivos del sur de San José: motociclistas y carros llegan a las esquinas donde vendedores esperan clientes; tras recibir el pedido, ingresan por las alamedas hasta llegar a las propiedades con la mercancía lista.

Las autoridades también han identificado que operan en las instalaciones demolidas del Centro de Cuido y Desarrollo Infantil (Cecudi), propiedad del Estado, ocupadas ilegalmente por estas organizaciones desde hace años. En ese lugar, incluso consumidores ingresan para adquirir y consumir drogas en el sitio.

Cuando patrullan las autoridades, los compradores se retiran, los vendedores desaparecen entre los pasajes y la actividad ilícita parece desvanecerse.

"Hemos intervenido estos lugares en coordinación con la Policía Judicial y la Fiscalía. Son edificaciones públicas vandalizadas e inhabilitadas para su uso original. Aunque hemos demolido algunas, ellos buscan nuevos espacios. Las organizaciones no tienen más éxito gracias a la constante intervención policial, pero queremos fortalecerla", explicó Marcelo Solano, jefe de la Policía Municipal de San José (PMSJ).

Aguantafilo, proveedor de otras zonas

Según Solano, el flujo de ventas en Aguantafilo es tan alto que han detectado largas filas de vehículos, algunos de zonas lejanas, que llegan para abastecerse de drogas y luego revenderlas en sus propias comunidades.

"Relacionamos los búnkeres con habitantes de calle, pero también llegan carros de alta gama. Algunos compradores actúan como intermediarios para surtir organizaciones criminales en otras partes del país", agregó.

Para mantener la fluidez en las ventas, los grupos de Aguantafilo establecen alianzas con organizaciones de barrios cercanos, como Los Lara en Sagrada Familia, Churro en Tirrases y Los Myrie en Alajuelita. Un ejemplo es Mono o Chango, quien domina gran parte de los puntos de venta gracias al respaldo de Los Lara.

Otro caso es Eros, un traficante que opera desde el extranjero. Salió de Costa Rica en 2014 rumbo a Colombia, tras recibir amenazas de rivales, pero continúa manejando sus negocios a distancia.

"(…) tienen una alianza criminal al punto de distribuir las casas para venta de droga, se dan soporte logístico entre ellos, por una especie de acuerdo de respeto entre las organizaciones para dividirse la comunidad", detalló Solano.

Caso similar en Sagrada Familia

A menos de un kilómetro de la Ciudadela 25 de Julio se encuentra Sagrada Familia, otro barrio que vive una situación similar. Históricamente se le ha asociado con violencia y alto tránsito de droga mediante el narcomenudeo.

Para mantener ese modelo, los grupos criminales aplicaron el mismo sistema de apoderamiento de propiedades estatales abandonadas, como ocurrió con los viejos camerinos del Estadio Teodoro Picado. Esta semana, las autoridades demolieron esas instalaciones para impedir que siguieran funcionando como punto de venta de drogas sin control.

"Eran camerinos viejos, el Comité de Deportes construyó recientemente unos nuevos y los grupos criminales tomaron las antiguas instalaciones para sus negocios, no podemos permitir que se sigan apropiando de estos espacio", dijo el jefe policial.

La misma historia se repitió con la antigua Biblioteca Municipal, que quedó en desuso por el vandalismo y las amenazas de los grupos criminales. La propiedad fue ocupada ilegalmente hasta que la Policía Municipal de San José (PMSJ) intervino y ordenó su demolición.

Otro caso es el salón comunal, donde delincuentes intimidaron a los vecinos para que dejaran de utilizarlo, lo dejaron deteriorarse y, finalmente, lo aprovecharon como nuevo centro de operaciones ilícitas.

¿Cómo frenar esta oleada de apropiación narco de espacios estatales? Marcelo Solano, jefe de la PMSJ, afirmó que no existe una única estrategia para abordar el problema, por lo que han desarrollado acciones simultáneas desde distintos frentes.

"No hay una estrategia única, en eso tenemos que tirar doble línea la represión y la prevención. Las organizaciones criminales son muy resilientes, prácticamente de manera constante hay operativos en la zona y siempre estamos presentando al Ministerio Público a vendedores de droga, que generalmente son muchachos de algunas comunidades aledañas, pero para las organizaciones todos estos muchachos traficantes son desechables, ellos ya cuentan con que la policía los va a capturar tarde o temprano o que en algún conflicto armado pierdan la vida, entonces cuando pierden a estas personas rápidamente los reponen con otros muchachos de la zona".

Solano concluyó que la inversión social y la prevención deben ser la columna vertebral de cualquier plan institucional, sin dejar de lado la represión como medida inmediata. Señaló que los principales responsables de estos problemas no viven en los barrios, sino que los dominan desde fuera.

Para "apagar esa llama que va en crecimiento", insistió en la necesidad de una intervención social urgente y la generación de oportunidades laborales. Recordó que se trata de comunidades destruidas, sin tejido social y con alta desconfianza entre vecinos, lo que facilita que las organizaciones criminales se presenten "a jugar de Robin Hood llenando vacíos básicos" que las instituciones han dejado durante años.

Otro barrio en la misma órbita, aunque más pequeño que Sagrada Familia y la Ciudadela 25 de Julio, es María Reina, donde —según Solano— abundan narcofamilias que también buscan invadir propiedades públicas y edificios estatales para mantener sus negocios ilícitos.

¿Quién es Eros?

Eros, un hombre de 42 años de apellidos Godínez Álvarez, inició su actividad criminal en la Ciudadela 25 de Julio. Era un reconocido chatarrero que, como muchos en la zona, terminó como vendedor terminal, hasta escalar y apoderarse de varios puntos de distribución de droga.

Este sujeto salió del país el 28 de noviembre del 2014 con destino a Colombia y, hasta la fecha, no ha regresado. Según investigaciones policiales, estaría en Medellín, adonde se trasladó junto a su familia tras recibir amenazas de rivales. Desde Suramérica, continuaría manejando sus negocios, que incluyen un mini súper en la Ciudadela López Mateo, la construcción de apartamentos y un supuesto emprendimiento de compra de chatarra.

Datos del Registro Nacional indican que forma parte de dos sociedades de responsabilidad limitada: Xtreme Car Audio Costa Rica del Pacífico y Batidoras del Pacífico. En ambas figura como gerente, pero no registra propiedades o bienes inscritos a nombre de las empresas.

A título personal, posee una propiedad en San Felipe de Alajuelita valorada en 23 millones de colones. Su esposa es dueña de otra propiedad de 152 metros cuadrados ubicada en San Sebastián, San José.

Antes de su salida hacia Colombia, alias "Eros" realizó 13 viajes a distintos destinos, entre ellos Estados Unidos, México, Panamá y el mismo Colombia, donde ya había permanecido por un tiempo prolongado en el pasado.

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