Vivir la pandemia envejeció el cerebro, incluso sin haber tenido COVID-19
Factores como estrés relacionado con la pandemia, ansiedad, aislamiento social, inseguridad económica y sanitaria son suficientes para explicar el fenómeno, según los científicos.
La pandemia por COVID-19 dejó múltiples impactos en diferentes ámbitos, y un reciente estudio reveló uno nuevo: envejecimiento acelerado del cerebro en personas sanas.
Mahdi Moqri, biólogo computacional que estudia el envejecimiento en la Facultad de Medicina de Harvard, en Boston, Massachusetts, y sus colegas hallaron que los cerebros de las personas que habían sobrevivido a la pandemia envejecieron 5,5 meses más rápido.
Sin embargo, el efecto no es igual en todas las personas. Los hombres y las personas de entornos socioeconómicos desfavorecidos experimentan un envejecimiento cerebral acelerado en mayor medida.
"Sigue sin estar claro si estos efectos del envejecimiento cerebral pueden ser al menos parcialmente reversibles, pero el fuerte vínculo con la privación enfatiza aún más la urgente necesidad de políticas que aborden las desigualdades sanitarias y socioeconómicas, ya que la pandemia ha exacerbado las disparidades preexistentes", indica la investigación publicada en Nature Communications.
Por otro lado, el envejecimiento acelerado existe independientemente de si la persona se contagió de COVID-19. Eso sí, solo en las personas infectadas con COVID-19 se halló un menor rendimiento cognitivo, particularmente en la agilidad mental.
Esto sugiere que el envejecimiento acelerado no se traduce necesariamente en un deterioro del pensamiento y la memoria.
Los investigadores compararon resonancias magnéticas tomadas del cerebro de personas antes y después de la pandemia. "Observamos que la pandemia de COVID-19 fue perjudicial para la salud cerebral e indujo un envejecimiento cerebral acelerado", aseguran los científicos.
¿A qué se debe el envejecimiento cerebral acelerado? Factores como el estrés relacionado con la pandemia, la ansiedad, el aislamiento social y la inseguridad económica y sanitaria son suficientes para explicar el fenómeno, según los científicos.
Otros estudios previos en humanos confirman que el aislamiento social y la soledad contribuyen a cambios estructurales y funcionales en el cerebro, que a su vez impulsan el envejecimiento cerebral acelerado.
Se consideran otros factores que contribuyeron al envejecimiento, por su impacto negativo en la salud cerebral, tales como:
- Reducción de la actividad física.
- Dietas más pobres.
- Aumento del consumo de alcohol.
"En conclusión, la pandemia de COVID-19 afectó profundamente la salud cerebral, manifestándose en un envejecimiento cerebral acelerado, influenciado por factores biopsicosociales, especialmente la privación social y sanitaria. Cabe destacar que los principales efectos fueron independientes del estado de infección, excepto por las interacciones entre la infección por COVID-19, el envejecimiento cerebral, la vejez y el deterioro cognitivo.
Nuestros hallazgos resaltan la necesidad de abordar las desigualdades sanitarias y socioeconómicas, además de los factores relacionados con el estilo de vida, para mitigar el envejecimiento cerebral acelerado. La investigación continua y las políticas específicas son cruciales para mejorar los resultados en salud cerebral en futuras crisis de salud pública", concluyen.
Para llegar a esa conclusión, entrenaron modelos de aprendizaje automático con cientos de características estructurales del cerebro de los participantes, lo que les permitió aprender cómo se ve el cerebro a diferentes edades. El equipo pudo utilizar estos modelos para predecir la edad del cerebro de una persona.