Xava Drago y ‘Veinte para las doce’: cuando la medianoche se nos viene encima

Coda en 1995. Solo el cantante Xava Drago rompía la estética melenuda dentro de la banda.
Hoy, al enterarme del fallecimiento del roquero mexicano Xava Drago, vocalista de la agrupación Coda, me remití de inmediato a la canción que me llegó a gustar de su banda, no necesariamente por ser la mejor sino porque es la única que recuerdo recibió algún tipo de difusión en Costa Rica: hablo, desde luego, de Veinte para las doce (al calor de la noche).
Un contexto adverso
En 1995, cuando aquella pieza empezó a circular, especialmente en los programas de videoclips musicales, Coda parecía fuera de lugar; una criatura de otros tiempos a la que aún no le habían avisado que su música ya no estaba de moda. Corrían tiempos alternativos, de grunge, de las primeras colaboraciones de hip-hop y metal, de grupos latinoamericanos de punk y ska influenciados por el reggae, el bolero y cuanta fusión se nos ocurriera. Eran años en que bandas como Aterciopelados, Fabulosos Cadillacs, Fobia, Caifanes, Maldita Vecindad, Los Rodríguez y Soda Stereo rompían moldes para jugar con todas las crayolas, al mismo tiempo.
Una banda ochentera en plenos noventa
Y fue en ese contexto tan experimental y atrevido que apareció Coda, recordándonos todo aquello que en los 90 había dejado de ser cool: glam metal, power ballads, sintetizadores y largas y bien cuidadas melenas.
Así queda palpado en el grandilocuente video de Veinte para las doce (al calor de la noche), tema que le da título al segundo álbum de la agrupación. El audiovisual fue dirigido por un joven Guillermo del Bosque, productor audiovisual que se volvería un nombre conocido para los costarricenses a partir de su relación sentimental con la modelo Vica Andrade y quien fue el ideólogo de Telehit, el canal musical de cable que Televisa lanzó como respuesta a MTV Latino y que supo posicionarse como una alternativa atractiva para una juventud latinoamericana inmersa en el rock noventero.
El video y sus clichés
El video era un homenaje a la estética de las bandas metaleras que en la década anterior dominaban el mercado: músicos con los ojos cerrados, absortos sobre sus instrumentos, mientras el viento levantaba sus frondosas cabelleras; poses dramáticas; ventiladores; un solo de guitarra épico; énfasis en la fuerza de los teclados; un entorno distópico y oscuro. Ver aquello era replicar, paso a paso, la receta audiovisual que ya había sido tan explotada por Whitesnake, Skid Row, Def Leppard, Cinderella, Ratt y tantos otros ídolos del glam.

Xava Drago en el video de ‘Veinte para las doce (al calor de la noche)', de Coda .
En medio de aquel montón de músicos melenudos, el cantante Xava Drago se desmarcaba con un pelo corto y bien peinado, con un porte más cercano al de los Salserín que al de Kip Winger. Sin embargo, la carga dramática del clip recae sobre él: el vocalista deja el alma en cada toma, con una entrega que no puede ser fingida: le creemos todo lo que dice, a punta de interpretación.
Una letra con advertencia moral
En cuanto a la letra, Veinte para las doce (al calor de la noche) toma una postura inusual, muy distinta al manual de sexo, drogas y rock and roll que sirvió de guía a Poison, Mötley Crüe y Warrant. La canción de la banda mexicana expresa, desde una postura conservadora, los riesgos a los que se exponen los jóvenes por el consumo de drogas y el sexo sin protección, en referencias nada sutiles como:
"desaparecen las ideas y los valores con sustancias prohibidas entre música y luces"
y
"hay chicos que aún se entregan a quien sea sin protección por un rato de placer".
Temáticamente, la pieza de Coda siempre habitó, para mis efectos, en la categoría "Rock aprobado por Monseñor Arrieta", al lado de Hay un límite, de la banda chilena Aleste, con aquello de "hay un límite que cruza el placer carnal… y eso es amar".
Una canción indispensable
Pero, más allá de las interpretaciones que podamos darle, lo cierto es que Veinte para las doce (al calor de la noche) es tremenda canción. Quizás su timing no fue el mejor o su momento musical ya había pasado, pero es innegable que se hizo notar en medio de los Calamaros y los Tacubos. No alcanzó para que la banda trascendiera el one hit wonder fuera de México, pero sí para hacerse indispensable en cualquier playlist que aspire a representar lo mejor del rock en español de los años 90.

Portada del disco ‘Veinte para las doce', de Coda (1995).
El adiós de Xava Drago
Xava Drago (su nombre verdadero era Salvador Aguilar) falleció este 21 de agosto, a los 56 años, tras una larga lucha contra el cáncer gástrico. En su mensaje final, publicado la víspera de su muerte, escribió: "Hoy mi vida ha llegado a su fin y solo puedo decir que la viví a mi manera."
Con su partida, Veinte para las doce vuelve de golpe para recordarnos a un cantante de voz extraordinaria, a una banda noventera que parecía ochentera y una letra que nos urge a poner atención, pues la medianoche se nos viene encima.
Letra de "Veinte para las Doce" — Coda (1995)
Veinte para las 12 y aun no sé
si cada día es un tren que no va a ningún lugar
3, 10, 15, no importa
hay quien no ve la primera luz
y otros con más de 60 inviernos
solo el firmamento como techo
y de almohada esta noche el frío concreto
al tirar los dados la vida es una ruleta
y la suerte algunos jamás les voltea
pero cómo detener una granizada
al calor de la noche te espera una tormenta
al calor de la noche te espera una tormenta
veinte para las 12 y desaparecen
las ideas y los valores con sustancias prohibidas
entre música y luces
hay chicos que aun se entregan
a quien sea sin protección
por un rato de placer
pero cómo detener una granizada
al calor de la noche te espera una tormenta
al calor de la noche te espera una tormenta

Si bien su período de mayor popularidad fue en la década de 1990, Coda mantuvo sus presentaciones en la escena roquera mexicana.