¿Y para qué sirve realmente la Navidad?
Cada año sin lugar a duda todos esperamos con ansias el tiempo maravilloso y único de la Navidad. Pero también todos, al mismo tiempo nos estamos dando cuenta, que hemos convertido esta época del año en un corre corre que nos sofoca y agota cada vez más y más. Por eso quizá, ante esta forma de vida, valdría la pena cuestionarnos de forma seria y personal: ¿para qué sirve realmente la Navidad? ¿Cuál es su verdadero sentido? y así poder volver a disfrutar de todo lo que significa y trae la Navidad para cada uno de nosotros.
Lo primero entonces que debemos de recordar es que: la Navidad tiene su fundamento en la celebración del nacimiento de Cristo Jesús. Sí, de aquel Jesús nacido en Belén de Judá y cuyo nacimiento marco TODO en el tiempo del mundo entero – como muy bien lo decimos y reconocemos; antes de Cristo y después de Cristo-. Por lo tanto, aquí aparece el primer elemento para el que sirve la Navidad y este es: para reflexionar. REFLEXIONAR acerca de ¿quién es este niño? cuyo nacimiento dado hace más de 2050 años, fue un acontecimiento capaz de marcar la historia de la humanidad entera y todas las épocas. A lo mejor sería bueno entonces que podamos meditar si este Niño Jesús puede nacer en nuestro corazón y este acontecimiento marcar un definitivo antes y después en nuestra vida e historia personal y familiar.
Teniendo claro entonces el fundamento de la Navidad sería muy bueno dejarnos guiar por las sagradas escrituras, las cuales nos anuncian el nacimiento de Jesús "como la visita del sol que nace de lo alto" Sol que nace -según las sagradas escrituras- con el claro objetivo de iluminar a todos los que viven en tinieblas y en sombra de muerte y así guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Todo esto tiene como lo hemos notado, una relación directa con el cansancio y hastío que quizá nos está provocando la forma equivocada en que estamos viviendo esta época de la Navidad actualmente. Por eso aquí rescatamos el segundo elemento para el que sirve la Navidad: para iluminarnos. ILUMININAR todas las tinieblas y sombras de muerte que nos roban la paz. ¡quizá es hora de que nos dejemos iluminar nosotros también y alcancemos finalmente el regalo de la paz que nos trae la luz que solo encontramos en Jesús!
La Navidad también, bien comprendida y enfocada es un momento propicio y especial: para compartir. COMPARTIR especialmente en el seno familiar, donde nuestros corazones se dejen impactar y convertir por la oferta de luz, esperanza y amor que trae el nacimiento de Cristo. Que nadie malgaste entonces su tiempo especialmente en esta época, siendo esclavo del consumismo o del trabajo en exceso que tanto nos impide compartir en familia, de amarnos y ser felices. Que bueno sería que todas nuestras familias compartan realmente la alegría y esperanza que trae consigo la certeza de la presencia de Dios en medio de nosotros, un Dios que por su infinito amor convierte la noche en día, llenándonos de luz, esperanza y paz.
Finalmente debemos entonces de reconocer que la Navidad es un momento especial para: alcanzar la alegría plena. UNA ALEGRÍA, que brota únicamente del reconocer que Dios está con nosotros, que nunca nos abandona, que nos ama infinitamente y que desea marcar nuestra historia. Así que una vez más en medio de este mundo triste y sin gran esperanza, nace Jesús; la verdadera luz, la esperanza y la paz.
Feliz Navidad a todos y que esta sea una época propicia para: reflexionar acerca de quién Cristo, dejarnos iluminar por su amor único e incondicional, compartir en familia y orientar toda nuestra existencia a la paz y alegría que solo nos ofrece Cristo Jesús.
Diácono permanente de la Arquidiócesis de San José