Triple crimen de Llorente: El relato de dos niños sobre una noche de terror
El 22 de noviembre de 1995 se escribió una de las páginas más terribles en la historia criminal del país
(CRHoy.com).- Aquella tranquila noche del 22 de noviembre de 1995 iba a cambiar súbitamente. Marjorie Quirós estaba cocinando la cena, mientras sus dos hijos, Esteban y Pablo, miraban televisión en la sala y el pequeño Carlos, de tan solo un año, dormía en uno de los cuartos.
En noviembre, Tibás es frío. Ya para esas fechas se sienten los llamados "aires navideños" y el país entra a la recta final del año, para muchos la mejor de todas.
Carlos Vargas, quien trabajaba en la sucursal del Banco de Costa Rica que estaba diagonal a la Corte Suprema de Justicia, estaba en la universidad haciendo un examen y pronto llegaría a cenar con su familia. Sin embargo, a las 8:30 p.m., dos hombres, Alexander Vargas alias "Repollo" y Olman Salas alias "Milory", llegaron a buscar Vargas y tocaron a la puerta. A partir de ese momento, nada volvió a ser igual.
CRHoy.com tuvo acceso al expediente de ese homicidio, conocido por el país como "El triple crimen de Llorente". En siete páginas escritas a mano, de cientos que conforman el legajo de la investigación, están las declaraciones de Esteban y Pablo, los dos únicos miembros de la familia que quedaron con vida y que -con su testimonio- lograron que se hiciera justicia.
Pablo tenía apenas 12 años y Esteban tenía 10. Un día después de esa terrible noche, ambos fueron entrevistados por oficiales del OIJ, de la entonces llamada Sección de Menores.
De ambos, el relato más preciso fue el de Pablo. Así lo hicieron ver los jueces que condenaron a Vargas y a Salas, el 27 de agosto de 1996. El primero fue sentenciado a 173 años y el segundo a 155 años, ambos readecuados a 50 años de prisión.
Este medio consultó al Ministerio de Justicia y confirmaron que ambos continúan recluidos. Vargas Rojas, en el CAI Jorge Arturo Montero (conocida como La Reforma) y el Salas Villegas, está en la UAI Reinaldo Villalobos.
Así narró aquel pequeño lo sucedido la terrible noche que perdió a sus padres y a su hermano, en uno de los hechos más violentos que recuerda el país:
"El día de ayer, al ser aproximadamente las ocho y treinta de la noche, yo estaba en mi casa, con mi hermano Esteban y mi hermanito Carlos José, así como con mi mamá. A esa hora llegaron dos señores, tocaron la puerta. Esteban les abrió.
Eran dos personas, uno era morenillo (alias Milory), con pelo negro, delgado, se peinaba para atrás. Vestía un jeans morado, una jacket negra y una camiseta de manga corta. El otro (alias Repollo) era un poco más bajo, blanco, pelo castaño, corto, lacio, vestía un pantalón café oscuro, una camisa blanca de manga larga y corbata. A ellos dos nunca antes los había visto. El sujeto blanco andaba una maleta ejecutiva color vino. Estos sujetos preguntaron por mi papá.
Mi hermano Esteban dijo: "Mami, aquí unos sujetos buscan a papi". Mi mamá estaba hablando por teléfono con mi tía Jenny. Mi mamá colgó el teléfono y dijo: ¿Qué se les ofrece? Los señores preguntaron que dónde estaba mi papá porque andaba un señor muy bravo buscándolo.
Mi mamá les dijo que mi papá no estaba porque andaba haciendo un examen en la universidad. Les indicó que entraran y que lo esperaran en la sala, en donde se sentaron. En eso, el blanco se levantó y fue al baño. Yo estaba cerca del baño, y oí un ruido desde del baño como si estuvieran cargando una pistola. Después salió y se volvió a sentar en la sala.
Este hombre blanco le preguntó a mi mamá que si ella hacía manualidades en canva y además que si tenía algunas. Mi mamá le dijo que sí y le enseñó un Santa Claus. Además, les dijo que aún no lo había terminado.
Agarró a mi mamá del cuello
En ese momento el blanco volvió a ver al morenillo, el blanco agarró a mi mamá del cuello, la tiró al piso y le apuntó con la pistola. Yo estaba con Esteban viendo tele en la sala. El morenillo nos dijo que nos tiráramos al suelo. El moreno sacó una cinta, un "tape" café, una cinta ancha y se la dio al blanco.
Esta cinta la sacó de la valija que portaba. El blanco nos agarró a mí y a mi hermano para que no gritáramos, después este sujeto blanco sacó una cuerda, también del maletín, y nos amarró con los brazos para atrás. Agarró la cinta y nos envolvió los pies.
Mientras todo eso pasaba, el moreno seguía apuntando a mi mamá, le pusieron "tape" en la boca y ese preciso momento se despertó mi hermanito. Mi mamá les dijo que si podía hacerle leche al bebé. Le hizo la leche y mi mamá se fue para el cuarto a darle leche al bebé.
En mi cuarto, los dos hombres hablaban sobre las combinaciones de bóvedas de dinero. En ese momento llegó mi papá. Abrió la puerta, no tocó porque tenía llaves. Mi papá cerró la puerta y apenas entró, el sujeto blanco agarró a mi papá del cuello, sacó otra vez el "tape" y le tapó la boca y le enrolló los pies. Después lo puso boca abajo y le puso unas esposas.
Seguíamos amarrados
Mi hermano y yo seguíamos amarrados. Yo le dije al sujeto blanco que, si me podía soltar el cable de las manos, las sentía muy fías y me estaban lastimando. Mi papá, como se había soltado de lo que le habían puesto en la boca, le dijo que me soltaran. El hombre blanco agarró una cuchilla que andaba y me soltó la cuerda, la cortó, otra vez sacó el "tape" y me amarró las manos.
Después a todos nos llevaron al cuarto mío. Ahí el hombre blanco conversó con mi papá sobre las combinaciones de las bóvedas. Como mi papá trabaja en el banco, le dio las combinaciones de la agencia.
Después mi papá le explicó que para abrir la bóveda necesitaba una llave que tenía el tesorero del banco. Después llevaron a mi papá a la esquina del cuarto, por donde está la ventana. El blanco le dijo que si la agencia tenía alarma y mi papá le dijo que sí. Mi papá le dio la combinación para desactivar la alarma. También le pidió el control del carro de mi papá para abrir la cochera del banco.
Después de eso, los sujetos ya se iban a ir, pero mi papá les pidió que le soltaran las esposas. Todavía estábamos en mi cuarto. Se llevaron a mi papá a la sala y le empezaron a dar patadas en el suelo. Mi papá le agarró el pie el hombre blanco y este entonces le metió la cuchilla por la espalda. Lo metieron al cuarto de nosotros, lo tiraron al piso y lo empezaron a patear. Le pegaron varias veces con la pistola en la cabeza. Alzaron a mi papá y el blanco le dijo al morenillo que le metiera la cuchilla. El morenillo entonces le metió la cuchilla en la espalda.
Los hombres salieron y dejaron a mi papá ahí tirado y se fueron al cuarto de mis papás donde estaba mi mamá con el bebé. Agarraron a mi mamá y se la llevaron a la sala. Mi mamá estaba amarrada y la empezaron a patear. El blanco le metió una cuchilla a mi mamá en la espalda. Entonces cuando mi hermano, el bebé, se puso a llorar, no sé cuál de los dos sujetos (según la sentencia fue Vargas) se fue al cuarto y en eso se oyó como si hubieran ahorcado a mi hermano porque dejó de llorar.
Después, los sujetos agarraron las cosas que le habían quitado a mi papá, como la billetera, papeles, el control del carro y salieron de la casa.
Esteban y yo nos soltamos, vimos a mi papá, a mi mamá y mi hermanito. Todos estaban muertos".
El caso estremeció al país, al punto que los oficiales de Fuerza Pública que revisaron las escena del crimen salieron de la casa llorando. Los sobrevivientes quedaron en manos de familiares y hoy en día son adultos que han intentado rehacer su vida.